9Entonces, ¿son los judíos mejores que los demás? ¡Ciertamente no! Recordemos que ya hemos demostrado que tanto judíos como extranjeros estamos bajo el control del pecado.
10Como dice la Escritura: “Nadie hace lo recto, ni siquiera uno.
11Nadie entiende, nadie busca a Dios.
12Todos le han dado la espalda, todos hacen lo que es malo. Nadie hace lo que es bueno, ni siquiera uno.
13Sus gargantas son como una tumba abierta; sus lenguas esparcen engaño; sus labios rebosan veneno de serpientes.
14Sus bocas están llenas de amargura y maldiciones,
15y están prestos para causar dolor y muerte.
16Su camino los lleva al desastre y la miseria;
17no saben cómo vivir en paz.
18No les importa en absoluto respetar a Dios.”
19Está claro que todo lo que dice la ley se aplica a aquellos que viven bajo la ley, para que nadie pueda tener excusa alguna, y para asegurar que todos en el mundo sean responsables ante Dios.
20Porque nadie es justificado ante Dios por hacer lo que la ley exige. La ley solo nos ayuda a reconocer lo que es realmente el pecado.
21Pero ahora se ha demostrado el carácter bondadoso y recto de Dios. Y no tiene nada que ver con el cumplimiento de la ley, aunque ya se habló de él por medio de la ley y los profetas.
22Este carácter recto de Dios viene a todo aquél que cree en Jesucristo, aquellos que ponen su confianza en él. No importa quienes seamos:
23Todos hemos pecado y hemos fallado en alcanzar el ideal glorioso de Dios.
24Sin embargo, por medio del regalo de su gracia, Dios nos hace justos, a través de Jesucristo, quien nos hace libres.
25Dios presentó abiertamente a Jesús como el don que trae paz a aquellos que creen en él, quien derramó su sangre. Hizo esto con el fin de demostrar que él es verdaderamente recto, porque anteriormente se contuvo y pasó por alto los pecados,
26pero ahora, en el presente, Dios demuestra que es justo y hace lo recto, y que hace justos a los que creen en Jesús.