11Poco después de esto, Jesús fue a una ciudad llamada Naín, acompañado de sus discípulos y una gran multitud.
12Cuando se acercaba a la puerta de la ciudad, venía en camino una procesión fúnebre. El hombre que había muerto era el único hijo de una viuda, y una enorme multitud de la ciudad la acompañaba.
13Cuando el Señor la vio se llenó de compasión por ella. “No llores,” le dijo.