11Y en su huida delante de Israel, en el camino de Bet-horon, el Señor envió sobre ellos grandes piedras de granizo hasta Azeca, causando su muerte: aquellos cuya muerte fue causada por las piedras fueron más que los que los hijos de Israel mataron a espada.
12Fue en el día en que el Señor entregó a los amorreos en manos de los hijos de Israel que Josué dijo al Señor, ante los ojos de Israel, al Sol, detente sobre Gabaón; y tú, oh luna, en el valle de Ajalón.
13Y el sol estaba detuvo y la luna mantuvo su lugar hasta que la nación había castigado a sus atacantes. (¿No está registrado en el libro de Justo?) Así que el sol mantuvo su lugar en medio de los cielos, y estaba esperando, y no bajó, por el espacio de un día.
14Y no hubo un día así, antes o después, cuando el Señor escuchó la voz de un hombre; porque el Señor peleaba por Israel.
15Y Josué, con todo Israel, volvió al campamento de la tienda en Gilgal.
16Pero estos cinco reyes huyeron en secreto a un agujero en la roca en Maceda.
17Y se le dijo a Josué que los cinco reyes habían sido hallados en un agujero en la roca en Maceda.
18Y Josué dijo: Dejen rodar las grandes piedras contra la boca del agujero, y pongan guardias para que los vigilen.
19Pero tú, sin esperar, vayan tras su ejército, atáquenlo por la espalda; no dejes que entren en sus pueblos, porque el Señor su Dios los ha entregado en sus manos.
20Cuando Josué y los hijos de Israel llegaron al final de su guerra de completa destrucción, y mataron a todos menos a una pequeña banda que se había metido a salvo en las ciudades amuralladas,
21Todo el pueblo regresó a Josué en el círculo de la tienda de campaña en Maceda en paz: y nadie dijo una palabra contra los hijos de Israel.
22Entonces Josué dijo: Quita las piedras de la boca del agujero en la roca, y haz que esos cinco reyes salgan a mí.
23Y así lo hicieron, e hicieron que esos cinco reyes salieran del agujero: el rey de Jerusalén, el rey de Hebrón, el rey de Jarmut, el rey de Laquis y el rey de Eglón.
24Y cuando hicieron salir esos reyes a Josué, Josué envió a todos los hombres de Israel y dijo a los jefes de los hombres de guerra que habían ido con él: Acércate y pon tus pies sobre el cuello de estos reyes Entonces ellos se acercaron y pusieron sus pies sobre sus cuellos.
25Y Josué les dijo: No temas y no te preocupes; sé fuerte y confiado; porque así hará el Señor a todos contra quienes haces la guerra.
26Entonces Josué los hizo matar, colgando de ellos en cinco árboles, donde estaban hasta el atardecer.
27Y cuando el sol se puso, fueron bajados de los árboles, por orden de Josué, y se pusieron en el agujero donde habían ido a estar seguros; y grandes piedras fueron colocadas en la boca del agujero, donde están hasta el día de hoy.
28Ese día Josué tomó la ciudad de Maceda, y la destruyó por completo y a su rey; mató a filo de espada a todos los que vivían en ella, e hicieron al rey de Maceda como había hecho al rey de Jericó.