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La Biblia en Español Sencillo - Hechos - Hechos 7

Hechos 7:5-55

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5Y Dios no le dio ninguna herencia en ella, ni siquiera lo suficiente para poner su pie en ella, pero él le dio una promesa, que está tierra se la daría a él y a sus hijos después de él, aunque no tenía hijos en ese momento.
6Y dijo Dios que su simiente viviría en tierra extraña, y que los convertirían en esclavos, y serían maltratados por cuatrocientos años.
7Y yo seré el juez, dijo Dios, de la nación que los hizo esclavos; y después de eso, saldrán y me adorarán en este lugar.
8Y él hizo con Abraham un pacto y ordeno la practica de la circuncisión. Y así Abraham tuvo un hijo, Isaac, y le dio la circuncisión en el octavo día; e Isaac tuvo un hijo, Jacob, y Jacob fue el padre de las doce tribus de Israel.
9Estos hijos de jacob, que fueron nuestros antepasados, llenos de envidia contra José, lo vendieron a Egipto como esclavo; pero Dios estaba con él,
10Y lo libró de todas sus angustias, y le dio sabiduría y le hizo ganarse el favor de Faraón, rey de Egipto, que lo hizo gobernador de Egipto y de toda su casa.
11Hubo una hambruna en todo Egipto y en Canaán, y hubo gran miseria; y nuestros antepasados no pudieron conseguir alimento.
12Pero Jacob, oyendo que había trigo en Egipto, envió a nuestros padres por primera vez.
13Y la segunda vez que sus hermanos tuvieron una reunión con José y se dio a conocer a sus hermanos, y Faraón tuvo conocimiento de la familia de José.
14Entonces José envió por Jacob su padre y toda su familia, setenta y cinco personas en total.
15Y descendió Jacob a Egipto, y allí murió, y así como nuestros padres;
16Y fueron llevados a Siquem, y puestos a descansar en el lugar que Abraham obtuvo por precio en plata de los hijos de Hamor en Siquem.
17Pero cuando llegó el momento de que se cumpliera la promes que Dios le había dado a Abraham, el pueblo crecía en Egipto,
18Hasta que otro rey subió al poder, que no conocía a José.
19Él, teniendo malos designios contra nuestra nación, fue cruel con nuestros antepasados, y se vieron obligados abandonar y dejar morir sus niños pequeños con el fin de que no se propagasen.
20En ese tiempo Moisés nació, y él era muy hermoso; y fue guardado por tres meses en la casa de su padre.
21Cuando tuvieron que abandonarlo, la hija de Faraón lo tomó y lo tuvo como a su hijo.
22Y Moisés fue entrenado en toda la sabiduría de Egipto, y fue grande en sus palabras y obras.
23Pero cuando tenía casi cuarenta años, le vino al corazón ir a ver a sus hermanos, los hijos de Israel.
24Y al ver a uno de ellos siendo atacado, fue en su ayuda y le dio un golpe mortal al egipcio:
25y esperaba que sus hermanos vieran que Dios lo había enviado a ser su salvador; pero ellos no lo entendieron.
26Y el día después, vino a ellos, mientras peleaban, y los ponía en paz, diciendo: ustedes son hermanos; ¿Por qué se maltratan entre ustedes?
27Pero el hombre que estaba haciendo mal a su prójimo, empujo a Moisés, le dijo: ¿Quién te nombró gobernante y juez sobre nosotros?
28¿Me matarás como lo hiciste con el egipcio ayer?
29Y al decir estas palabras, Moisés huyó a la tierra de Madián, y vivió allí un tiempo, y tuvo dos hijos.
30Al cabo de cuarenta años, un ángel se le acercó en el desierto del Sinaí, en la llama de un árbol ardiente y espinoso.
31Y Moisés, al verlo, se maravilló, y cuando se acercó para tener una visión más cercana de él, la voz del Señor vino a él, diciendo:
32Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de Abraham y de Isaac y de Jacob Y Moisés, temblando de miedo, evitó que sus ojos lo miraran.
33Y el Señor dijo: Quítate los zapatos de tus pies, porque el lugar donde estás es santo.
34En verdad, he visto el sufrimiento de mi pueblo en Egipto, y sus clamores han venido a mis oídos, y he descendido para librarlos; y ahora, ven, te enviaré a Egipto.
35Este Moisés, a quien no quisieron, diciendo: ¿Quién te hizo gobernante y juez? Dios lo envió para ser gobernante y salvador, por mano del ángel que vio en el árbol de la zarza.
36Este los sacó, habiendo hecho maravillas y señales en Egipto, en el Mar Rojo y en el desierto, por cuarenta años.
37Este es el mismo Moisés, que dijo a los hijos de Israel: Dios te dará un profeta de entre tus hermanos, como yo;
38Este es el hombre que estaba en la asamblea en el desierto, con el ángel que le hablaba en el Sinaí, y con nuestros padres; y a él se le dieron las palabras vivas de Dios, para que él las pasara a nosotros.
39Pero nuestros padres no obedecieron; pero lo rechazaron, volviendo su corazón a Egipto,
40y diciendo a Aarón: Haznos dioses para ir delante de nosotros; en cuanto a este Moisés, que nos sacó de la tierra de Egipto, no tenemos idea de que haya pasado él.
41E hicieron la imagen de un becerro en aquellos días, y le hicieron una ofrenda, y se regocijaron en la obra de sus manos.
42Pero Dios se apartó de ellos y rindieron culto a las estrellas del cielo, como está escrito en el libro de los profetas: “Me hiciste ofrendas de ovejas y bueyes durante cuarenta años en el desierto, oh casa de Israel?
43Si, levantaste tienda a Moloc y la estrella del dios Refán, imágenes que tú hiciste para adorarlos; y te llevaré lejos, aún más lejos de Babilonia.
44Nuestros padres tenían la Tienda del testimonio en el desierto, como Dios le ordenó a Moisés que la hiciera según el diseño que había visto.
45Nuestros padres recibieron esta tienda como herencia, y los que vinieron con Josué, la trajeron consigo cuando conquistaron la tierra de los otros pueblos, a los que Dios expulsó delante de nuestros padres, hasta el tiempo de David,
46el rey David agradó a Dios; y él tenía el deseo de hacer una tienda santa para el Dios de Jacob.
47Pero Salomón era el constructor de su casa.
48Pero aún así, el Altísimo no tiene su lugar de descanso en casas hechas con manos, como dice el profeta,
49el cielo es la sede de mi poder, y la tierra es un lugar de descanso para mis pies: ¿qué tipo de casa me edificarán ? dice el Señor, ¿o cuál es mi lugar de descanso?
50¿No hizo mi mano todas estas cosas?
51Duros de cerviz e incircuncisos de corazón y de oídos!; están resistiendo el Espíritu Santo; como hicieron sus padres, ustedes también.
52¿Cuál de los profetas no fue cruelmente atacado por sus padres? y mataron a quienes les dieron la noticia de la venida del Justo; a quien ahora han abandonado y han dado muerte;
53Ustedes, a quien la ley fue dada como fue ordenada por los ángeles, y no la ha obedecido.
54Oyendo estas cosas, se enfurecieron en el corazón y rechinaban los dientes contra él.
55Esteban lleno del Espíritu Santo, y mirando al cielo, vio la gloria de Dios y de Jesús a la diestra de Dios.

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