29Hermanos míos, puedo decirles abiertamente que David murió y fue sepultado, y su lugar de descanso hoy está con nosotros.
30Pero siendo profeta, y teniendo en cuenta el juramento que Dios le había dado, que del fruto de su cuerpo uno tomaría su lugar como un rey,
31Él, teniendo conocimiento del futuro, estaba hablando de la venida otra vez de Cristo de entre los muertos, que no fue guardado en el infierno y su cuerpo no vio destrucción.
32Este Jesús, Dios ha devuelto a la vida, de lo cual todos somos testigos.
33Y así, siendo levantado a la diestra de Dios, y teniendo la palabra del Padre de que vendría el Espíritu Santo, él ha derramado esto, que ahora ven y conocen.
34Porque David no subió al cielo, sino que dice: El Señor dijo a mi Señor: Sé sentado a mi diestra,
35Hasta que ponga a tus enemigos como estrado de tus pies.
36Por esta razón, que todo Israel esté seguro de que este Jesús, a quien ustedes crucificaron, Dios ha hecho Señor y Cristo.
37Cuando estas palabras llegaron a sus oídos, se turbaron sus corazones, y dijeron a Pedro y a los demás apóstoles: Hermanos, ¿qué hemos de hacer?
38Y Pedro dijo: Arrepiéntanse, cada uno de ustedes, y bautícese en el nombre de Jesucristo, para el perdón de sus pecados; y se les dará el Espíritu Santo.