55Expulsando naciones delante de ellos, marcando la línea de su herencia, y dando a las personas de Israel sus tiendas para un lugar de descanso.
56Pero ellos se amargaron contra el Dios Altísimo, lo probaron y no guardaron sus leyes;
57Sus corazones se volvieron atrás y falsos como sus padres; fueron convertidos a un lado como un arco retorcido.
58Le enojaron con sus altares paganos; adorando ídolos, lo provocaron a celos.
59Cuando esto llegó a oídos de Dios, se enojó mucho y abandonó a Israel por completo;
60Y se fué del lugar santo en Silo, la tienda que había puesto entre los hombres;
61Y permitió que sus enemigos capturaran él símbolo de su poder y gloria.
62Él entregó a su pueblo a la espada, y se enojó con su pueblo.
63Sus jóvenes fueron quemados en el fuego; y sus vírgenes no fueron alabadas en la canción de la novia.
64Sus sacerdotes fueron muertos a espada, y sus viudas no lloraron por ellos.
65Entonces el Señor era como el que se despierta del sueño, y como un hombre fuerte que clama por el vino.
66Sus enemigos fueron rechazados por sus golpes y avergonzados para siempre.
67Y puso la tienda de José a un lado, y no tomó la tribu de Efraín;
68Pero él tomó la tribu de Judá para sí, y el monte de Sión, en el cual tuvo placer.
69E hizo su lugar santo como el alto cielo, como la tierra que él fija para siempre.
70Tomó a David para que fuera su siervo, y lo llevó del lugar de las ovejas;
71De cuidar las ovejas que daban leche, lo llevó a dar de comer a Jacob su pueblo, y a Israel su heredad.