21Cuando el Señor oyó esto, se enojó mucho, y el fuego de su enojo se encendió contra los descendientes de Jacob, el pueblo de Israel,
22porque ellos no creyeron en Dios y no confiaron en que podía cuidar de ellos.
23Tanto fue su enojo que ordenó a los cielos se abrieran,
24e hizo llover maná del cielo, dándoles así pan celestial.