5No están ellos en el trabajo humano; ni son azotados con los otros hombres.
6Por tanto soberbia los corona: cúbrense de vestido de violencia.
7Sus ojos están salidos de gruesos: logran con creces los antojos del corazón.
8Soltáronse, y hablan con maldad de hacer violencia; hablan con altanería.
9Ponen en el cielo su boca, y su lengua pasea la tierra.
10Por eso su pueblo vuelve aquí, y aguas de lleno les son exprimidas.
11Y dicen: ¿Cómo sabe Dios? ¿y hay conocimiento en lo alto?
12He aquí estos impíos, sin ser turbados del mundo, alcanzaron riquezas.
13Verdaderamente en vano he limpiado mi corazón, y lavado mis manos en inocencia;
14Pues he sido azotado todo el día, y empezaba mi castigo por las mañanas.
15Si dijera yo, Discurriré de esa suerte; he aquí habría negado la nación de tus hijos:
16Pensaré pues para saber esto: es á mis ojos duro trabajo,
17Hasta que venido al santuario de Dios, entenderé la postrimería de ellos.
18Ciertamente los has puesto en deslizaderos; en asolamientos los harás caer.
19¡Cómo han sido asolados! ¡cuán en un punto! Acabáronse, fenecieron con turbaciones.
20Como sueño del que despierta, así, Señor, cuando despertares, menospreciarás sus apariencias.
21Desazonóse á la verdad mi corazón, y en mis riñones sentía punzadas.
22Mas yo era ignorante, y no entendía: era como una bestia acerca de ti.