16Deja que tu siervo vea la luz de tu rostro; en tu misericordia sé mi salvador.
17No me avergüence, oh SEÑOR, porque a ti clamo; deja que los pecadores se avergüencen, húndelos en el silencio del sepulcro.
18Cierren los labios falsos, que dicen mal contra los rectos, con soberbia y menosprecio.
19¡Cuán grande es tu gracia, que has guardado para los que te temen. y que has mostrado a los que tuvieron fe en ti, delante de los hijos de los hombres!