10Y el ángel dijo: No teman; porque en verdad, les doy buenas nuevas de gran gozo que serán para todo el pueblo:
11Porque en este día, en la ciudad de David, ha nacido un Salvador, que es CRISTO el Señor.
12Y esta es la señal para ustedes: verán a un niño pequeño envuelto en lino, en el lugar donde el ganado tiene su alimento.
13Y repentinamente apareció con el ángel un gran ejército de ángeles del cielo, alabando a Dios y diciendo:
14Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!
15Y cuando los ángeles se habían ido de ellos al cielo, los pastores de las ovejas se decían unos a otros: Vamos ahora a Belén, y veamos esto que ha sucedido, y que el Señor nos ha anunciado.
16Y vinieron pronto, y vieron a María, a José, y al niño en el lugar donde el ganado comía.
17Y cuando lo vieron, les dieron cuenta de lo que se les había dicho acerca del niño.
18Y todos aquellos quienes oyeron estaban maravillados de lo que decían los pastores de las ovejas.
19Pero María guardaba todas estas cosas en su corazón, y pensaba mucho en ellas.
20Entonces los pastores de las ovejas volvieron, glorificando y alabando a Dios por todas las cosas que habían oído y que habían visto, como se les había dicho.
21Y cuando, después de ocho días, llegó el momento de su circuncisión, se llamaba Jesús, el nombre que el ángel le había dado antes de su nacimiento.
22Y cuando los días necesarios de purificación se cumplieron, por la ley de Moisés habían llegado a su fin, lo llevaron a Jerusalén para consagrarlo al Señor.
23Como dice la ley del Señor, el primer hijo varón de cada madre será santo para el Señor,
24Y hacer una ofrenda, como está ordenada en la ley del Señor, un par de tórtolas o dos pichones de paloma.
25Y había en Jerusalén un hombre que se llamaba Simeón; y él era un hombre justo, temeroso a Dios y esperando la consolación de Israel; y el Espíritu Santo estaba sobre él.
26Y tuvo conocimiento, por el Espíritu Santo, que no vería la muerte hasta que viera al Cristo del Señor.
27Y lleno del Espíritu, vino al Templo; y cuando el padre y la madre entraron con el niño Jesús, para hacer con él lo que estaba ordenado por la ley,