11Envió sus armas al mar, y sus ramas al río.
12¿Por qué derribar sus muros con tus manos, para que todos los que pasan puedan tomar su fruto?
13Es desarraigado por los cerdos del bosque, las bestias del campo obtienen su alimento de él.
14Vuelve, oh Dios de los ejércitos: desde el cielo vuelven tus ojos a esta vid, y concéntrate en ella,
15Hasta el árbol que fue plantado a tu diestra, y al árbol que para ti afirmaste.
16Se quema con fuego; es cortado: son destruidos por la ira de tu rostro.
17Sea tu mano sobre el varón de tu diestra, sobre el hijo de hombre, que para ti afirmaste.