39Dios recordó que eran simples mortales, y que eran como el viento que se va y no regresa.
40Cuántas veces se rebelaron contra él en el desierto, causándole tristeza.
41Una y otra vez provocaron a Dios, causando dolor al Santo de Israel.
42Olvidaron la fuerza con la que él los rescató de sus opresores,
43haciendo milagros en Egipto, y maravillas en la llanura de Zoán.
44Allí convirtió sus ríos y fuentes de agua en sangre, de modo que nadie podía beber de ellos.
45Envió moscas para destruirlos, y ranas para que los arruinaran.
46Dio sus cultivos a las langostas, y todo el fruto de su trabajo fue devorado por ellas.
47Destruyó sus viñedos con granizo, y sus higueras con aguanieve.
48Dejó su ganado a merced del granizo y sus animales fueron destruidos por relámpagos.
49Envió sobre ellos su ira feroz: Rabia, hostilidad y agonía. Por ello envió un grupo de ángeles destructores.
50Desató su ira sobre ellos y no los salvó de la muerte, sino que los dejó morir por causa de esta plaga.
51Entonces mató al hijo mayor de cada familia en Egipto, todos los que habían sido concebidos como primogénitos en las carpas de Ham.
52Pero a su pueblo guió como ovejas, y los condujo como un rebaño en el desierto.
53Los llevó a un lugar seguro, y no tuvieron nada que temer. Ahogó a sus enemigos en el mar.
54Los llevó hasta la frontera de su tierra santa, a esta tierra montañosa que había conquistado para ellos.
55A las naciones infieles las expulsaba a su paso. Dividió la tierra para que la hicieran suya. Estableció las tribus de Israel en sus carpas.
56Pero ellos siguieron provocando al Altísimo, siendo rebeldes contra él. No siguieron sus enseñanzas.
57Así como sus antiguos padres se alejaron de Dios y fueron infieles a él, tan torcidos como un arco doblado que no sirve.
58Provocaron su ira con sus altares paganos y despertaron su celo con sus ídolos.
59Cuando Dios escuchó que adoraban a otros dioses se enfureció y rechazó por completo a Israel.