2Cuán felices son aquellos cuyos pecados el Señor no los tiene en cuenta, aquellos que no actúan de manera engañosa.
3Cuando callé, mi cuerpo se derrumbó mientras yo gemía de angustia todo el día.
4Me venciste de día y de noche, mi fuerza se secó como en el calor del verano. Selah.
5Entonces confesé mis pecados a ti. No escondí los errores que había cometido. Me dije a mí mismo: “Confesaré mis pecados al Señor,” y tú perdonaste la culpa de mis pecados. Selah.
6Por lo tanto, que todos los que te son fieles oren a ti mientras aún hay tiempo, para que cuando los problemas vengan como una inundación, no los ahoguen.
7Porque tú eres mi refugio, me proteges de los problemas. Me rodeas con cantos de salvación. Selah.