31¡Así que estén atentos! No olviden que durante tres años los instruí de día y de noche, a menudo con lágrimas.
32Ahora los encomiendo al cuidado de Dios y al mensaje de su gracia, el cual puede edificarlos y darles la heredad que pertenece a los que son santificados.
33Nunca quise la plata, ni el oro, ni la ropa de nadie.