2Te llevaría de la mano a la casa de mi madre y ella sería mi maestra. Te daría una copa de vino sazonado, una bebida de la granada.
3Su mano izquierda estaría debajo de mi cabeza, y su mano derecha a mi alrededor.
4Prometanme, oh hijas de Jerusalén, que no despierten ni levanten a mi amor hasta que quiera.
5¿Quién es este, quién sale del desierto, descansando sobre su amado? Fui yo quien te despertó debajo del manzano, donde tu madre te dio a luz; Allí ella estaba sufriendo por tu nacimiento.
6Ponme como una sello en tu corazón, como un sello en tu brazo; El amor es fuerte como la muerte, y la ira amarga como el inframundo: sus carbones son carbones de fuego; él fuego divino.