4Mi amado metió su mano por el agujero, y mis entrañas se conmovieron dentro de mí.
5Yo me levanté para abrir á mi amado, y mis manos gotearon mirra, y mis dedos mirra que corría sobre las aldabas del candado.
6Abrí yo á mi amado; mas mi amado se había ido, había ya pasado: y tras su hablar salió mi alma: busquélo, y no lo hallé; llamélo, y no me respondió.
7Halláronme los guardas que rondan la ciudad: hiriéronme, llagáronme, quitáronme mi manto de encima los guardas de los muros.
8Yo os conjuro, oh doncellas de Jerusalem, si hallareis á mi amado, que le hagáis saber como de amor estoy enferma.
9¿Qué es tu amado más que otro amado, oh la más hermosa de todas las mujeres? ¿qué es tu amado más que otro amado, que así nos conjuras?