34Cuando Dios comenzó a matarlos, volvieron con oraciones a él, arrepentidos de su pecado.
35Se acordaron de que Dios era su roca, que el Dios Altísimo era su salvador.
36Entonces lo comenzaron adular de labios para afuera, pero solo mentían.
37En sus corazones no eran sinceros y no guardaron el pacto que tenían con él.