11Ignoraronl lo que Dios había hecho, y las maravillas que les había mostrado antes:
12los milagros que había hecho por sus antepasados en Zoán, en Egipto.
13Él dividió el mar en dos y los condujo a través de él, manteniendo las aguas como muros a cada lado.
14Él los guiaba con una nube en el día, y de noche con una nube de fuego.
15Partió las rocas en el desierto para darle agua abundante a su pueblo. Aguas profundas como el océano.
16¡Él hizo que de las piedras fluyera agua como un río!
17Pero ellos siguieron pecando contra él, rebelándose contra el Altísimo mientras andaban por el desierto.
18Deliberadamente provocaban a Dios, exigiendo las comidas que tanto anhelaban.
19Insultaron a Dios diciendo: “¿Puede Dios darnos comida aquí en el desierto?
20Si bien puede golpear una roca y hacer que de ellas fluya agua como corrientes de río, ¿puede acaso darnos pan? ¿Puede darnos carne?”
21Cuando el Señor oyó esto, se enojó mucho, y el fuego de su enojo se encendió contra los descendientes de Jacob, el pueblo de Israel,
22porque ellos no creyeron en Dios y no confiaron en que podía cuidar de ellos.
23Tanto fue su enojo que ordenó a los cielos se abrieran,
24e hizo llover maná del cielo, dándoles así pan celestial.
25Los seres humanos comieron del pan que comen los ángeles. Y les dio más que suficiente.
26Luego hizo soplar un viento desde el Este, y por su poder también hizo soplar el viento que viene del Sur.
27Hizo llover carne como tan abundante como el polvo. Las aves eran muchas, como la arena de la playa.
28E hizo caer las aves en medio del campamento, y alrededor de sus carpas.
29Y comieron hasta que se saciaron. Les dio la comida que tanto deseaban.
30Pero antes de saciar su apetito, mientras aún masticaban la carne,