6Desde que nací he dependido de ti y me has cuidado desde que estaba en el vientre de mi madre. ¡Por eso siempre te alabo!
7Mi vida ha sido un milagro ante muchos; porque tú has sido mi protector poderoso.
8¡Todo el día te alabo y hablo de tus maravillas!
9No me rechaces ahora que estoy envejeciendo. Cuando mi fuerza se acabe, por favor, no me abandones.
10Porque mis enemigos hablan mal de mi. Son los mismos que conspiran para matarme.
11Ellos dicen: “Dios lo ha desechado. Vayamos a buscarlo porque no tiene a nadie que lo salve.”