2No, porque en sus mentes planean el mal. ¡Causan violencia por todas partes!
3Los malvados son pecadores desde el nacimiento; desde el momento en que son dados a luz dicen mentiras.
4Tienen veneno como de una serpiente venenosa, y al igual que una cobra dejan de escuchar,
5rehusándose a escuchar la voz de los encantadores y los hechiceros.
6Dios, rompe sus dientes, y quiebra los colmillos de estos leones, Señor.
7Que se desvanezcan como el agua que fluye lejos; que cuando disparan sus arcos pierdan su blanco.
8Que sean como la baba de los caracoles que se disuelve, como un niño que no nació y nunca vio la luz del día.