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Versión Biblia Libre - Salmos - Salmos 119

Salmos 119:61-155

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61Aún cuando los malvados traten de ponerme de su parte, no olvidaré tus enseñanzas.
62De noche despierto para agradecerte porque tu ley es buena.
63Me agradan los que te siguen, los que hacen tu voluntad.
64Señor, tú amas a todos los habitantes de la tierra, pero a mi muéstrame tu voluntad.
65Tú has sido muy bueno conmigo, Señor, tal como me lo has prometido.
66Ahora enséñame a hacer juicio con justicia y a tener discernimiento porque creo en tus enseñanzas.
67Antes estuve sufriendo, mientras vagaba lejos de ti, pero ahora hago tu voluntad.
68Como eres bueno, todo lo que haces es bueno. Enséñame, Señor, tus caminos.
69Los arrogantes difaman mi reputación con mentiras, pero yo sigo tus mandamientos con todo mi corazón.
70Ellos son fríos y e insensibles, pero yo amo tu ley.
71El sufrimiento por el que pasé fue bueno para mi, porque pude meditar en lo que has dicho.
72Tus enseñanzas son más valiosas para mi que el oro y la plata en abundancia.
73Tú me creaste y me hiciste como soy. Ayúdame a entender mejor tus mandamientos.
74Que los que te adoran se alegren al verme, porque he puesto mi confianza en tu palabra.
75Señor, yo sé que decides con rectitud. Tú me derribaste para ayudarme porque eres fiel.
76Te pido que tu amor y fidelidad me consuelen como me lo has prometido.
77Ten compasión de mi para que pueda vivir, porque amo tus enseñanzas.
78Derriba a los orgullosos que me han hecho daño con sus mentiras. Yo me dedicaré a meditar en tus enseñanzas.
79Permite que los que te siguen me busquen, aquellos que entienden tus leyes.
80Que en mi inocencia pueda seguir tus normas sin ser avergonzado.
81Me siento agotado de tanto esperar por tu salvación, pero mantengo mi esperanza en tu palabra.
82Mis ojos se esfuerzan por guardar tus promesas, y se preguntan cuándo vendrás a consolarme.
83Estoy arrugado como un odre arrugado por el humo. Pero no he olvidado cómo hacer tu voluntad.
84¿Hasta cuándo tengo que esperar para que castigues a mis perseguidores?
85Estas personas arrogantes han cavado huecos para hacerme caer. No conocen tu ley.
86Todos tus mandamientos son fieles. Ayúdame para mantenerme en pie ante estas personas que me persiguen con sus mentiras.
87Casi me han matado, pero no he dejado de hacer tu voluntad.
88Por tu amor incondicional, Señor, no me dejes morir, para poder seguir andando según las enseñanzas que me has dado.
89Señor, tu palabra permanece para siempre, y se mantiene firme en los cielos.
90Tu fidelidad se extiende por generaciones, y es tan permanente como la tierra que tú creaste.
91Tus juicios siguen vigentes —aun hasta hoy—porque todo sirve a tu voluntad.
92Si no fuera porque amo tus enseñanzas, mi sufrimiento me habría matado.
93Nunca olvidaré tus instrucciones, porque a través de ellas me das vida.
94Soy tuyo, Señor. ¡Sálvame! Sabes que con devoción sigo tus principios.
95Aunque los malvados están esperando para tomarme por sorpresa y matarme, mantendré mi pensamiento enfocado en tus enseñanzas.
96Reconozco que la perfección humana tiene límites, pero tus leyes no tienen límites.
97¡Cuánto amo tu ley! En ella medito de día y de noche.
98Tus mandamientos me han hecho más sabio que mis enemigos, porque siempre estoy pensando en tus instrucciones.
99De hecho, he adquirido mayor entendimiento que todos mis maestros, porque dedico mi tiempo a meditar en tus enseñanzas.
100Hasta mi entendimiento supera al de los ancianos, porque sigo tus caminos.
101Evito hacer cualquier cosa que conduzca al mal, porque quiero seguir fiel a tu palabra.
102Nunca he rechazado tus enseñanzas porque tu mismo me has enseñado lo que debo hacer.
103Tus palabras son dulces para mi. Más dulces que la miel en mi boca.
104Mi entendimiento aumenta al escuchar tu palabra. Por ello aborrezco los caminos del engaño.
105Tu palabra es una lámpara que me muestra por dónde caminar. Y es una luz en mi camino.
106¡He hecho una promesa, y la mantendré! ¡Seguiré tus principios porque son rectos!
107¡Señor, mira cuánto estoy sufriendo! Por favor, déjame vivir, tal como me lo has prometido.
108Por favor, Señor, acepta mi ofrenda de adoración que te traigo de todo corazón. Enséñame tus principios.
109Mi vida siempre está en peligro, pero nunca me olvidaré de tu ley.
110Los malvados me han tendido trampas, pero no me alejaré de tus mandamientos.
111Siempre me aferraré a tus enseñanzas porque tu palabra me llena de felicidad.
112He decidido seguir tus enseñanzas hasta el final.
113Aborrezco a los hipócritas pero amo tu ley.
114Tú me mantienes a salvo y me defiendes. Tu palabra alimenta mi esperanza.
115Déjenme en paz, hombres malvados. Déjenme seguir los mandamientos de mi Dios.
116Sé mi sostén, Señor, como me lo has prometido, para poder seguir viviendo. No dejes que mi esperanza se convierta en desánimo.
117Sé mi consuelo, para ser salvo y seguir atendiendo tus enseñanzas.
118Tú aborreces a los que no te obedecen. Ellos se engañan a sí mismos con una vida de mentiras.
119Tú tratas a los perversos en la tierra como seres despreciables que han de ser desechados. Por eso amo tu ley.
120¡Me estremezco al pensar en ti, y te temo por tus juicios!
121He hecho lo justo y lo recto. Por ello, no me abandones en manos de mis enemigos.
122Por favor, prométeme que cuidarás de mi tu siervo. No dejes que los arrogantes me maltraten.
123Mis ojos están cansados de esperar tu salvación, tratando de ver cumplida tu promesa de hacer buenas todas las cosas.
124A mi, que soy tu siervo, trátame según tu amor y fidelidad. Enséñame tu voluntad.
125Soy tu siervo. Por favor, dame discernimiento para entender tus enseñanzas.
126Señor, ya es hora de que actúes respecto a estas personas que han quebrantado tus leyes.
127Por ello amo tus mandamientos más que el oro. Más que el oro puro.
128Cada uno de tus principios es justo. Por ello aborrezco los caminos del engaño.
129¡Tus leyes son maravillosas y por ello las obedezco!
130El estudiar tu palabra proporciona tanta luz, que aún los iletrados pueden etenderla.
131Anhelo con fervor escuchar tu voluntad.
132Por favor, escúchame y sé bondadoso conmigo, como lo eres con todos los que te aman.
133Muéstrame a través de tu palabra el camino que debo tomar, y no dejes que ningún mal se apodere de mi.
134Sálvame de la gente cruel, para poder seguir tus enseñanzas.
135Por favor, mírame con amor, a mi, tu siervo; y enséñame lo que debo hacer.
136Mis lágrimas corren por mi rostro mientras lloro por los que no guardan tu ley.
137¡Señor, tú eres recto y tus decisiones son justas!
138Tú me has dado tus mandatos que son justos y absolutamente confiables.
139Mi devoción me consume porque mis enemigos ignoran tu palabra.
140Tus promesas se han cumplido, y por ello, yo, tu siervo, las amo.
141Quizás soy insignificante y despreciado, pero nunca me olvido de tus mandamientos.
142Tu bondad y tu justicia duran para siempre. Tu ley es la verdad.
143Cuando estoy triste y en problemas, tus mandamientos me llenan de felicidad.
144Tus leyes siempre son justas. Ayúdame a entenderlas para poder vivir.
145¡Mi ser entero clama a ti, Señor! ¡Por favor, respóndeme! Yo seguiré tus mandatos.
146A ti oro, y pido salvación para poder hacer tu voluntad.
147Temprano me levanto y clamo a ti por ayuda. En tu palabra pongo mi esperanza.
148En la noche hago vigilia y medito en tu palabra.
149Escúchame, Señor, con amor incondicional. Guarda mi vida, Señor, porque siempre haces lo recto.
150Los malvados se apresuran a atacarme. Ellos rechazan por tu palabra por completo.
151Pero tú, Señor, estás aquí a mi lado. Todos tus mandamientos son verdaderos.
152Desde hace mucho entendí que tus leyes permanecerán para siempre.
153¡Por favor mira mi sufrimiento y sálvame! Mira que no me he olvidado de tus enseñanzas.
154Defiende mi causa y sálvame conforme a tu promesa. ¡Guarda mi vida, Señor!
155Los malvados no pueden ser salvos, porque menosprecian tus enseñanzas.

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