118Tú aborreces a los que no te obedecen. Ellos se engañan a sí mismos con una vida de mentiras.
119Tú tratas a los perversos en la tierra como seres despreciables que han de ser desechados. Por eso amo tu ley.
120¡Me estremezco al pensar en ti, y te temo por tus juicios!
121He hecho lo justo y lo recto. Por ello, no me abandones en manos de mis enemigos.