3Porque yo era un hijo para mi padre, un gentil y único para mi madre.
4Y me dio enseñanza, diciéndome: Guarda mis palabras en tu corazón; guarda mis reglas para que puedas tener vida:
5Obtén sabiduría, obtén verdadero conocimiento; guárdelo en la memoria, no se aparte de las palabras de mi boca.
6No la abandones, y ella te guardará; dale tu amor, y ella te hará a salvo.
7El primer signo de sabiduría es obtener sabiduría; ve, da todo lo que tienes para obtener el verdadero conocimiento.
8Ponla en un lugar alto, y serás levantado por ella; Ella te dará honor cuando le des tu amor.
9Ella pondrá una corona de gracia en tu cabeza, dándote un tocado de gloria.
10Escucha, hijo mío, y deja que tu corazón se abra a mis palabras; y larga vida será tuya.
11Te he dado la enseñanza en el camino de la sabiduría, guiando tus pasos en el camino recto.
12Cuando vayas, tu camino no será estrecho, y al correr no tendrás una caída.
13Toma el aprendizaje en tus manos, no la dejes ir: mantenla, porque ella es tu vida.
14No sigas el camino de los pecadores, ni andes en el camino de los hombres malos.
15Aléjate de él, no te acerques; se apartado de eso, y sigue tu camino.
16Porque no descansan hasta que hayan hecho lo malo; se les quita el sueño si no han sido la causa de la caída de alguien.
17El pan del mal es su alimento, el vino de los actos violentos su bebida.