24Mucho se alegrará el padre del justo: y el que engendró sabio se gozará con él.
25Alégrense tu padre y tu madre, y gócese la que te engendró.
26Dame, hijo mío, tu corazón, y miren tus ojos por mis caminos.
27Porque sima profunda es la ramera, y pozo angosto la extraña.
28También ella, como robador, acecha, y multiplica entre los hombres los prevaricadores.
29¿Para quién será el ay? ¿para quién el ay? ¿para quién las rencillas? ¿para quién las quejas? ¿para quién las heridas en balde? ¿para quién lo amoratado de los ojos?
30Para los que se detienen mucho en el vino, para los que van buscando la mistura.
31No mires al vino cuando rojea, cuando resplandece su color en el vaso: éntrase suavemente;