29Cualquier hombre destinado a la destrucción, ciertamente debe ser ejecutado.
30Y cada décima parte de la tierra, de la semilla plantada, o del fruto de los árboles, es santa para el Señor.
31Y si un hombre desea recuperar algo de la décima parte que ha dado, tendrá que pagar lo que valga y una quinta más.
32Y la décima parte de la manada y del rebaño, todo lo que vaya debajo de la vara del valuador, será santo para el Señor.