8Y el hombre se puso en pie de un brinco y comenzó a caminar. Luego entró con ellos al templo, caminando y saltando, y alabando a Dios.
9Todos los que estaban allí lo vieron caminando y alabando a Dios.
10Entonces lo reconocieron como el mendigo que solía sentarse junto a la puerta del templo, La Hermosa, y estaban sorprendidos y maravillados ante lo que le había sucedido a este hombre.