5 Porque él ama nuestra nación, y él mismo ha puesto una sinagoga para nosotros.
6 Y Jesús fue con ellos. Y cuando él no estaba lejos de la casa, el hombre le envió amigos, diciéndole: Señor, no te molestes, porque no soy digno de que entres bajo mi techo;
7 Por eso, no me atreví a ir a buscarte en persona : solo di la palabra y mi siervo sanará.
8 Porque yo, yo soy un hombre puesto bajo autoridad, teniendo soldados bajo mis órdenes; y le digo a éste: Ve, y él va; y a otro, ven, y él viene; y a mi sirviente, haz esto, y él lo hace.
9 Y cuando le dijeron estas cosas a Jesús, se sorprendió y, volviéndose a la multitud que lo seguía, dijo: No he visto tanta fe, no, no en Israel.
10 Y cuando los que fueron enviados regresaron a la casa, vieron que el siervo estaba sano.
11 Y sucedió que, pasado un tiempo, fue a un pueblo llamado Naín; y sus discípulos fueron con él, y un gran número de personas.
12 Cuando se acercó a la puerta de la ciudad, sacaron a un hombre muerto, el único hijo de su madre, que era viuda; y un gran número de personas del pueblo estaban con ella.
13 Cuando el Señor la vio, se apiadó de ella y le dijo: No llores.
14 Y llegando cerca, puso su mano en la camilla donde estaba el muerto, y los que lo llevaban se detuvieron. Y él dijo: Joven,a ti te digo, levántate.
15 Y el muerto se levantó, y comenzó a hablar. Y él se lo dio a su madre.
16 Y el temor vino sobre todos, y alabaron a Dios, diciendo: Un gran profeta está entre nosotros; y Dios ha visitado a su pueblo.
17 Y esta historia acerca de él; extendió su fama por toda Judea y los lugares de alrededor.
18 Y los discípulos de Juan le dieron cuenta de todas estas cosas. Y Juan llamó a dos de sus discípulos,
19 Entonces Juan envió a dos de sus discípulos al Señor, diciendo: ¿Eres tú el que ha de venir, o esperamos otro?
20 Y cuando los hombres vinieron a él, le dijeron: Juan el Bautista nos ha enviado a ti, diciendo: ¿Eres tú el que ha de venir, o estamos esperando otro?
21 En ese momento, liberó a varias personas de sus enfermedades y dolores, y de espíritus malos; y a otros que estaban ciegos les dio la vista.
22 Y respondiendo Jesús, les dijo: Ve, y hazle saber a Juan de lo que has visto, y oído; los ciegos ahora ven, los cojos caminan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados, y a los pobres es anunciado el mensaje de salvación.
23 Y bienaventurado es aquel que no halle tropiezo en mí.
24 Y cuando los hombres que fueron enviados por Juan, se habían ido, él dijo a la gente, acerca de Juan: ¿Qué salisteis a ver al desierto? un tallo alto moviéndose por el viento?
25 ¿Pero qué salieron a ver? un hombre con ropa delicada? Mira ahora, aquellos que tienen ropa hermosa y comida deliciosa están en casas de reyes.
26 Pero, ¿qué salieron a ver? ¿un profeta? Sí, les digo, y más que un profeta.
27 Este es aquel de quien se ha escrito: Mira, envío a mi siervo delante de ti, quien preparará tu camino delante de ti.
28 Les digo que entre los nacidos de mujeres, ninguno es mayor que Juan el bautista; pero el más pequeño en el reino de Dios es mayor que él.
29 Y todo el pueblo y los recaudadores de impuestos, que lo oyeron,reconocieron la justicia de Dios, siendo bautizados con el bautismo de Juan.