56 Y una cierta sierva, viéndolo a la luz del fuego, y mirándole con atención, dijo: Este hombre estaba con él.
57 Pero él dijo: Mujer, no es verdad; No tengo conocimiento de él.
58 Y después de un momento, otro lo vio y dijo: Tú eres uno de ellos; y él dijo: Hombre, no soy.
59 Y después de alrededor de una hora, otro hombre dijo, con decisión: Ciertamente este hombre estaba con él, porque él es galileo.
60 Y Pedro dijo: Hombre, no tengo conocimiento de estas cosas de las que estás hablando. Y de inmediato, mientras decía estas palabras, llegó el grito de un gallo.
61 Y el Señor, volviéndose, miró a Pedro. Y las palabras del Señor vinieron a la mente de Pedro, cómo él había dicho: Esta noche, antes de la hora del grito del gallo, me negarás tres veces.
62 Y él salió, llorando amargamente.
63 Y los hombres en cuyas manos estaba Jesús, se burlaban de él y le daban golpes.
64 Y cubriéndole los ojos, le dijeron: ¿Eres profeta suficiente para decir quién te dio ese golpe?
65 Y ellos dijeron muchas otras maldades contra él.