6 ¿No se dan cinco pajarillos a cambio de dos cuartos? y Dios tiene a cada uno de ellos en mente.
7 Pero incluso los cabellos de tu cabeza están contados. No teman: tienen más valor que una bandada de gorriones.
8 Y les digo que a todo el que me da testimonio delante de los hombres, también el Hijo del hombre dará testimonio delante de los ángeles de Dios.
9 Pero si alguno dice a los hombres que no tiene conocimiento de mí, diré que no tengo conocimiento de él delante de los ángeles de Dios.
10 Y si alguno dice palabra contra el Hijo del hombre, tendrá perdón; pero al que blasfeme contra el Espíritu Santo, no le será perdonado.
11 Y cuando los lleven delante de las sinagogas, de las autoridades y de los gobernantes, no se preocupen por cómo o que habrán de responder :
12 Porque el Espíritu Santo les enseñará en esa misma hora qué deben de decir.
13 Y una de las personas en la multitud le dijo: Maestro, dale una orden a mi hermano para que haga la división de la herencia conmigo.
14 Pero él dijo: Hombre, ¿quién me hizo juez o hacedor de decisiones por ti?
15 Y les dijo: Tengan cuidado de mantenerse libres de la avaricia; porque la vida de un hombre no está compuesta de la cantidad de cosas que posee.
16 Y él les dijo a ellos, en una historia: La tierra de un hombre de gran riqueza era muy fértil:
17 Y él se dijo a sí mismo: ¿Qué hay que hacer? porque no tengo lugar para poner toda mi fruta.
18 Y él dijo: Esto haré: derribaré mis almacenes y haré otros mayores, y allí pondré todo mi frutos y mis bienes.
19 Y le diré a mi alma, Alma, que tienes una gran cantidad de bienes almacenados, suficiente durante varios años; reposate, toma, come, y bebe y se feliz.
20 Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma, ¿y quién será el dueño de todas las cosas que has juntado?
21 Así que eso es lo que le llega al hombre que obtiene riqueza para sí mismo, y no tiene riqueza a los ojos de Dios.
22 Y dijo a sus discípulos: Por lo cual les digo que no se afanen en sus vidas, qué comerán ni por el cuerpo, qué vestirán.
23 ¿No es la vida más que alimento, y el cuerpo más que su ropa?
24 Piensa en los cuervos; no ponen semillas en la tierra ni siegan; no tienen almacenes o edificios; y Dios les da su alimento: ¡cuánto más valiosos son ustedes que las aves!
25 ¿Y quién de ustedes, al afanarse, puede hacerse más alto?
26 Si, entonces, no pueden hacer ni siquiera lo que es menos, ¿por qué están preocupado por el resto?
27 Piensen en las flores: no trabajan, no hacen ningún hilo; y aún así les digo, incluso Salomón, en toda su gloria, no fue vestido como una de ellas.
28 Pero si Dios da tal ropa a la hierba en el campo, que hoy está viva, y mañana será quemada en el horno, ¿cuánto más te dará ropa, hombres de poca fe?
29 Y no piensen demasiado en lu comida y bebida, y no dejen que su mente esté llena de dudas.
30 Porque todas estas cosas buscan las gentes del mundo; pero su Padre sabe que tienen necesidad de estas cosas.
31 Pero busca el reino de Dios, y estas otras cosas te serán dadas por añadidura.
32 No temas, pequeño rebaño, porque es un gran placer para su Padre darles el reino.
33 Vendan la propiedad que tienen a cambio de dinero y den el dinero a los pobres; háganse bolsas de dinero que no envejecerán, riquezas almacenadas en el cielo que no se agota, donde ladrón no llega, ni gusano lo destruye.
34 Porque donde están sus riquezas, allí estará su corazón.
35 Prepárense, vestidos como para un viaje, con sus lámparas encendidas.