3 Porque yo reconozco mis rebeliones; y mi pecado está siempre delante de mí.
4 A ti, á ti solo he pecado, y he hecho lo malo delante de tus ojos: porque seas reconocido justo en tu palabra, y tenido por puro en tu juicio.
5 He aquí, en maldad he sido formado, y en pecado me concibió mi madre.
6 He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo: y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría.
7 Purifícame con hisopo, y seré limpio: lávame, y seré emblanquecido más que la nieve.
8 Hazme oir gozo y alegría; y se recrearán los huesos que has abatido.