2 Por favor escúchame, y sé pronto en responder. Sé mi roca de protección, mi fuerza y fortaleza.
3 Eres mi roca y mi escudo. En nombre de tu reputación, por favor condúceme y guíame.
4 Ayúdame a escapar de las redes escondidas que pusieron para atraparme, porque eres el único que me protege.
5 Me pongo en tus manos. Sálvame, Señor, porque eres un Dios fiel.
6 Yo aborrezco a los que se dedican a adorar ídolos sin sentido; Yo confío en el Señor.
7 Celebraré, feliz en tu amor que nunca falla, porque has visto los problemas que enfrento y has atendido mis luchas.
8 No me has entregado a mis enemigos, y me has liberado.
9 Sé bondadoso conmigo Señor, porque estoy angustiado. Difícilmente puedo ver de tanto llorar. Me estoy consumiendo.
10 El dolor me está matando; mi vida es acortada por la tristeza; me desmayo a causa de mis problemas; estoy desgastado hasta los huesos.
11 Soy ridiculizado por mis enemigos, especialmente por mis vecinos. Mis amigos temen verme; la gente que me ve en las calles corre y huye lejos de mí.
12 He sido olvidado como si estuviera muerto, ignorado como una vasija rota.
13 Escucho a mucha gente susurrando cosas sobre mí. El terror me rodea. Ellos conspiran juntos contra mí, planeando matarme.
14 Pero pongo mi confianza en ti, Señor, diciendo, “¡Tú eres mi Dios!”
15 ¡Mi vida entera está en tus manos! ¡Sálvame de aquellos que me odian y me persiguen!
16 Mira amablemente en dirección a mí, tu siervo. Sálvame conforme a tu amor inefable.
17 Señor, no dejes que sea deshonrado, porque estoy clamando a ti. En vez de eso, permite que los malvados sean deshonrados, deja que sean silenciados en la tumba.