1 Un Salmo de David. Un Salmo para la dedicación del templo. Quiero decirle a todos cuán bueno eres, Señor, porque me salvaste, y no dejaste que mis enemigos triunfaran sobre mí.
2 Señor, mi Dios, te pedí ayuda, y me has sanado.
3 Señor, me rescataste de la tumba, me trajiste de vuelta a la vida, salvándome de ir al hoyo de la muerte.
4 ¡Tú que confías en el Señor, canta alabanzas a él, agradece por su santo carácter!
5 Porque su furia solo dura un momento, pero su favor dura toda la vida. Puedes pasar la noche llorando, pero la felicidad viene con la mañana.
6 Cuando las cosas iban bien dije, “¡Nada me hará temblar!”
7 Señor, cuando me mostraste tu favor permanecí tan fuerte como una montaña. Pero cuando te apartaste de mí estaba aterrorizado.
8 Clamé a ti por ayuda. Le pedí ayuda al señor, diciendo: