56 Porque vivo siguiendo tus principios.
57 Señor, ¡tú eres mío! He prometido hacer tu voluntad.
58 Mi ser entero anhela tu bendición. Por favor, sé bondadoso conmigo, como me lo has prometido.
59 Al reflexionar sobre mi vida, vuelvo a decidir seguir tus enseñanzas.
60 Me apresuro a cumplir tus mandamientos sin vacilar.
61 Aún cuando los malvados traten de ponerme de su parte, no olvidaré tus enseñanzas.
62 De noche despierto para agradecerte porque tu ley es buena.
63 Me agradan los que te siguen, los que hacen tu voluntad.
64 Señor, tú amas a todos los habitantes de la tierra, pero a mi muéstrame tu voluntad.
65 Tú has sido muy bueno conmigo, Señor, tal como me lo has prometido.
66 Ahora enséñame a hacer juicio con justicia y a tener discernimiento porque creo en tus enseñanzas.
67 Antes estuve sufriendo, mientras vagaba lejos de ti, pero ahora hago tu voluntad.
68 Como eres bueno, todo lo que haces es bueno. Enséñame, Señor, tus caminos.
69 Los arrogantes difaman mi reputación con mentiras, pero yo sigo tus mandamientos con todo mi corazón.
70 Ellos son fríos y e insensibles, pero yo amo tu ley.
71 El sufrimiento por el que pasé fue bueno para mi, porque pude meditar en lo que has dicho.
72 Tus enseñanzas son más valiosas para mi que el oro y la plata en abundancia.
73 Tú me creaste y me hiciste como soy. Ayúdame a entender mejor tus mandamientos.
74 Que los que te adoran se alegren al verme, porque he puesto mi confianza en tu palabra.
75 Señor, yo sé que decides con rectitud. Tú me derribaste para ayudarme porque eres fiel.
76 Te pido que tu amor y fidelidad me consuelen como me lo has prometido.
77 Ten compasión de mi para que pueda vivir, porque amo tus enseñanzas.
78 Derriba a los orgullosos que me han hecho daño con sus mentiras. Yo me dedicaré a meditar en tus enseñanzas.
79 Permite que los que te siguen me busquen, aquellos que entienden tus leyes.
80 Que en mi inocencia pueda seguir tus normas sin ser avergonzado.
81 Me siento agotado de tanto esperar por tu salvación, pero mantengo mi esperanza en tu palabra.
82 Mis ojos se esfuerzan por guardar tus promesas, y se preguntan cuándo vendrás a consolarme.
83 Estoy arrugado como un odre arrugado por el humo. Pero no he olvidado cómo hacer tu voluntad.
84 ¿Hasta cuándo tengo que esperar para que castigues a mis perseguidores?
85 Estas personas arrogantes han cavado huecos para hacerme caer. No conocen tu ley.
86 Todos tus mandamientos son fieles. Ayúdame para mantenerme en pie ante estas personas que me persiguen con sus mentiras.
87 Casi me han matado, pero no he dejado de hacer tu voluntad.
88 Por tu amor incondicional, Señor, no me dejes morir, para poder seguir andando según las enseñanzas que me has dado.
89 Señor, tu palabra permanece para siempre, y se mantiene firme en los cielos.
90 Tu fidelidad se extiende por generaciones, y es tan permanente como la tierra que tú creaste.
91 Tus juicios siguen vigentes —aun hasta hoy—porque todo sirve a tu voluntad.
92 Si no fuera porque amo tus enseñanzas, mi sufrimiento me habría matado.
93 Nunca olvidaré tus instrucciones, porque a través de ellas me das vida.
94 Soy tuyo, Señor. ¡Sálvame! Sabes que con devoción sigo tus principios.
95 Aunque los malvados están esperando para tomarme por sorpresa y matarme, mantendré mi pensamiento enfocado en tus enseñanzas.
96 Reconozco que la perfección humana tiene límites, pero tus leyes no tienen límites.
97 ¡Cuánto amo tu ley! En ella medito de día y de noche.
98 Tus mandamientos me han hecho más sabio que mis enemigos, porque siempre estoy pensando en tus instrucciones.
99 De hecho, he adquirido mayor entendimiento que todos mis maestros, porque dedico mi tiempo a meditar en tus enseñanzas.
100 Hasta mi entendimiento supera al de los ancianos, porque sigo tus caminos.
101 Evito hacer cualquier cosa que conduzca al mal, porque quiero seguir fiel a tu palabra.
102 Nunca he rechazado tus enseñanzas porque tu mismo me has enseñado lo que debo hacer.
103 Tus palabras son dulces para mi. Más dulces que la miel en mi boca.
104 Mi entendimiento aumenta al escuchar tu palabra. Por ello aborrezco los caminos del engaño.
105 Tu palabra es una lámpara que me muestra por dónde caminar. Y es una luz en mi camino.
106 ¡He hecho una promesa, y la mantendré! ¡Seguiré tus principios porque son rectos!
107 ¡Señor, mira cuánto estoy sufriendo! Por favor, déjame vivir, tal como me lo has prometido.
108 Por favor, Señor, acepta mi ofrenda de adoración que te traigo de todo corazón. Enséñame tus principios.
109 Mi vida siempre está en peligro, pero nunca me olvidaré de tu ley.
110 Los malvados me han tendido trampas, pero no me alejaré de tus mandamientos.
111 Siempre me aferraré a tus enseñanzas porque tu palabra me llena de felicidad.
112 He decidido seguir tus enseñanzas hasta el final.
113 Aborrezco a los hipócritas pero amo tu ley.
114 Tú me mantienes a salvo y me defiendes. Tu palabra alimenta mi esperanza.
115 Déjenme en paz, hombres malvados. Déjenme seguir los mandamientos de mi Dios.
116 Sé mi sostén, Señor, como me lo has prometido, para poder seguir viviendo. No dejes que mi esperanza se convierta en desánimo.
117 Sé mi consuelo, para ser salvo y seguir atendiendo tus enseñanzas.
118 Tú aborreces a los que no te obedecen. Ellos se engañan a sí mismos con una vida de mentiras.
119 Tú tratas a los perversos en la tierra como seres despreciables que han de ser desechados. Por eso amo tu ley.
120 ¡Me estremezco al pensar en ti, y te temo por tus juicios!
121 He hecho lo justo y lo recto. Por ello, no me abandones en manos de mis enemigos.
122 Por favor, prométeme que cuidarás de mi tu siervo. No dejes que los arrogantes me maltraten.
123 Mis ojos están cansados de esperar tu salvación, tratando de ver cumplida tu promesa de hacer buenas todas las cosas.
124 A mi, que soy tu siervo, trátame según tu amor y fidelidad. Enséñame tu voluntad.
125 Soy tu siervo. Por favor, dame discernimiento para entender tus enseñanzas.
126 Señor, ya es hora de que actúes respecto a estas personas que han quebrantado tus leyes.
127 Por ello amo tus mandamientos más que el oro. Más que el oro puro.
128 Cada uno de tus principios es justo. Por ello aborrezco los caminos del engaño.
129 ¡Tus leyes son maravillosas y por ello las obedezco!
130 El estudiar tu palabra proporciona tanta luz, que aún los iletrados pueden etenderla.
131 Anhelo con fervor escuchar tu voluntad.
132 Por favor, escúchame y sé bondadoso conmigo, como lo eres con todos los que te aman.
133 Muéstrame a través de tu palabra el camino que debo tomar, y no dejes que ningún mal se apodere de mi.
134 Sálvame de la gente cruel, para poder seguir tus enseñanzas.
135 Por favor, mírame con amor, a mi, tu siervo; y enséñame lo que debo hacer.
136 Mis lágrimas corren por mi rostro mientras lloro por los que no guardan tu ley.
137 ¡Señor, tú eres recto y tus decisiones son justas!
138 Tú me has dado tus mandatos que son justos y absolutamente confiables.
139 Mi devoción me consume porque mis enemigos ignoran tu palabra.
140 Tus promesas se han cumplido, y por ello, yo, tu siervo, las amo.
141 Quizás soy insignificante y despreciado, pero nunca me olvido de tus mandamientos.
142 Tu bondad y tu justicia duran para siempre. Tu ley es la verdad.
143 Cuando estoy triste y en problemas, tus mandamientos me llenan de felicidad.
144 Tus leyes siempre son justas. Ayúdame a entenderlas para poder vivir.
145 ¡Mi ser entero clama a ti, Señor! ¡Por favor, respóndeme! Yo seguiré tus mandatos.
146 A ti oro, y pido salvación para poder hacer tu voluntad.
147 Temprano me levanto y clamo a ti por ayuda. En tu palabra pongo mi esperanza.
148 En la noche hago vigilia y medito en tu palabra.
149 Escúchame, Señor, con amor incondicional. Guarda mi vida, Señor, porque siempre haces lo recto.
150 Los malvados se apresuran a atacarme. Ellos rechazan por tu palabra por completo.
151 Pero tú, Señor, estás aquí a mi lado. Todos tus mandamientos son verdaderos.
152 Desde hace mucho entendí que tus leyes permanecerán para siempre.
153 ¡Por favor mira mi sufrimiento y sálvame! Mira que no me he olvidado de tus enseñanzas.
154 Defiende mi causa y sálvame conforme a tu promesa. ¡Guarda mi vida, Señor!
155 Los malvados no pueden ser salvos, porque menosprecian tus enseñanzas.
156 ¡Pero Señor, tu misericordia es grande! ¡Te pido que por tu justicia me dejes vivir!
157 A pesar de que muchos me maltratan y me persiguen, no me he apartado de tu ley.