46 Instruiré a los reyes sobre tus leyes, y no seré avergonzado.
47 Soy muy feliz de tener tus enseñanzas y las amo con todas mis fuerzas.
48 Elevo mis manos en oración, honrando tus mandamientos. Meditaré en tus enseñanzas con devoción.
49 Recuerda la promesa que me has hecho, a mi, tu siervo. Tu promesa es mi única esperanza.