136 Mis lágrimas corren por mi rostro mientras lloro por los que no guardan tu ley.
137 ¡Señor, tú eres recto y tus decisiones son justas!
138 Tú me has dado tus mandatos que son justos y absolutamente confiables.
139 Mi devoción me consume porque mis enemigos ignoran tu palabra.
140 Tus promesas se han cumplido, y por ello, yo, tu siervo, las amo.
141 Quizás soy insignificante y despreciado, pero nunca me olvido de tus mandamientos.
142 Tu bondad y tu justicia duran para siempre. Tu ley es la verdad.
143 Cuando estoy triste y en problemas, tus mandamientos me llenan de felicidad.
144 Tus leyes siempre son justas. Ayúdame a entenderlas para poder vivir.
145 ¡Mi ser entero clama a ti, Señor! ¡Por favor, respóndeme! Yo seguiré tus mandatos.
146 A ti oro, y pido salvación para poder hacer tu voluntad.
147 Temprano me levanto y clamo a ti por ayuda. En tu palabra pongo mi esperanza.
148 En la noche hago vigilia y medito en tu palabra.
149 Escúchame, Señor, con amor incondicional. Guarda mi vida, Señor, porque siempre haces lo recto.
150 Los malvados se apresuran a atacarme. Ellos rechazan por tu palabra por completo.
151 Pero tú, Señor, estás aquí a mi lado. Todos tus mandamientos son verdaderos.
152 Desde hace mucho entendí que tus leyes permanecerán para siempre.
153 ¡Por favor mira mi sufrimiento y sálvame! Mira que no me he olvidado de tus enseñanzas.
154 Defiende mi causa y sálvame conforme a tu promesa. ¡Guarda mi vida, Señor!
155 Los malvados no pueden ser salvos, porque menosprecian tus enseñanzas.
156 ¡Pero Señor, tu misericordia es grande! ¡Te pido que por tu justicia me dejes vivir!