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Romanos 8:4-37 in Spanish

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Romanos 8:4-37 in La Biblia en Español Sencillo

4 Lo hizo para que nosotros podamos cumplir lo que fue ordenado por la ley porque ya no andamos según la carne, sino conforme al Espíritu.
5 Porque los que viven conforme la carne piensan en las cosas de la carne, pero los que siguen el camino del Espíritu se preocupan por las cosas del Espíritu.
6 Porque él ocuparse de la carne es muerte, pero preocuparse del Espíritu es vida y paz:
7 Porque la mente carnal es opuesta a Dios; no está bajo la ley de Dios, y no quieren ni pueden someterse a Dios.
8 aquellos que están sometidos a los deseos de la carne no pueden agradar a Dios.
9 Pero Ustedes ya no viven conforme a tales deseos, sino en el Espíritu, si, el Espíritu de Dios está en ustedes. Pero si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo.
10 Y si Cristo vive en ustedes, el espíritu vive en ustedes, porque Dios los ha librado de culpa, aún cuando él cuerpo esté destinado a la muerte por causa del pecado el cuerpo está muerto a causa del pecado.
11 Y si el Espíritu de aquel que resucitó Jesús vive en ustedes, el que resucitó a Cristo Jesús, de la misma manera, por medio de su Espíritu que vive en ustedes, vivificará sus cuerpos mortales.
12 Así que, hermanos míos, estamos en deuda, no con la carne para vivir conforme a la carne.
13 Porque si viven conforme la carne, la muerte vendrá sobre ustedes; pero si por el Espíritu matas las obras del cuerpo, tendrás vida.
14 Y todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios.
15 Porque no recibieron el espíritu de esclavitud otra vez para tener miedo, sino el espíritu de adopción, por lo cual decimos: Abba, Padre.
16 El Espíritu es testigo con nuestro espíritu de que somos hijos de Dios:
17 Y si somos hijos, tenemos derecho a formar parte de la herencia; que Dios nos ha prometido, una parte en las cosas de Dios, coherederos con Cristo; de modo que si tenemos parte en su dolor, de la misma manera participaremos en su gloria.
18 Soy de la opinión de que no hay comparación entre el dolor de este tiempo presente y la gloria que veremos en el futuro.
19 Porque la creación está esperando con ansias la revelación de los hijos de Dios.
20 Porque todo ser viviente fue puesto bajo el poder de la vanidad, no por su deseo, sino por el que lo hizo así, con la esperanza,
21 de que todos los seres vivos sean liberados del poder de la corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios.
22 Porque somos conscientes de que toda la creación llora y lamenta juntos hasta ahora.
23 Y no solo ella, sino nosotros mismos que tenemos los primeros frutos del Espíritu, incluso tenemos tristeza gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, es decir, la redención de nuestros cuerpos.
24 Porque nuestra salvación es por esperanza; pero la esperanza que se ve no es esperanza; porque ¿quién espera lo que ve?
25 Pero si tenemos esperanza de lo que no vemos, entonces podremos seguir con paciencia esperándolo.
26 Y de la misma manera el Espíritu es una ayuda para nuestros débiles corazones: porque que no sabemos orar como es debido, pero él Espíritu mismo ruega a Dios por nosotros con gemidos indecibles.
27 Y Dios que examina los corazones sabe lo que él Espíritu quiere decir, porque él Espíritu ruega conforme a La voluntad de Dios, por los que le pertenecen.
28 Sabemos de que todas las cosas están funcionando juntas para bien a aquellos que tienen amor por Dios, y han sido llamados, conforme a su propósito.
29 Porque aquellos de quienes tuvo conocimiento antes de que existieran, fueron marcados por él para ser hechos como su Hijo, para que él sea el primero entre muchos hermanos:
30 Y aquellos que fueron marcados por él fueron nombrados; y a los que fueron nombrados fueron justificados; y a aquellos que fueron justificados, y de la misma manera los glorificó él.
31 ¿Qué podemos decir sobre estas cosas? Si Dios es por nosotros, ¿quién está contra nosotros?
32 El que no retuvo a su único Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿no nos dará también junto con su hijo todas las cosas?
33 ¿Quién dirá algo contra los santos de Dios? Es Dios quien nos justifica;
34 ¿Quién es él que condenará ? Es Cristo Jesús quien murió; más aún que resucitó también, quien ahora está a la diestra de Dios, intercediendo por nosotros.
35 ¿Quién se interpondrá entre nosotros y el amor de Cristo? ¿Tribulaciones, o angustia, o persecución, o hambres o la falta de ropa, o peligro, o la espada?
36 Como está dicho en las Sagradas Escrituras, por causa de ti somos muertos a diario; somos como ovejas listas para el matadero.
37 Pero en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.
Romanos 8 in La Biblia en Español Sencillo

Romanos 8:4-37 in Santa Biblia — Reina Valera 1909

4 Para que la justicia de la ley fuese cumplida en nosotros, que no andamos conforme á la carne, mas conforme al espíritu.
5 Porque los que viven conforme á la carne, de las cosas que son de la carne se ocupan; mas los que conforme al espíritu, de las cosas del espíritu.
6 Porque la intención de la carne es muerte; mas la intención del espíritu, vida y paz:
7 Por cuanto la intención de la carne es enemistad contra Dios; porque no se sujeta á la ley de Dios, ni tampoco puede.
8 Así que, los que están en la carne no pueden agradar á Dios.
9 Mas vosotros no estáis en la carne, sino en el espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, el tal no es de él.
10 Empero si Cristo está en vosotros, el cuerpo á la verdad está muerto á causa del pecado; mas el espíritu vive á causa de la justicia.
11 Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos á Jesús mora en vosotros, el que levantó á Cristo Jesús de los muertos, vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros.
12 Así que, hermanos, deudores somos, no á la carne, para que vivamos conforme á la carne:
13 Porque si viviereis conforme á la carne, moriréis; mas si por el espíritu mortificáis las obras de la carne, viviréis.
14 Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, los tales son hijos de Dios.
15 Porque no habéis recibido el espíritu de servidumbre para estar otra vez en temor; mas habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos, Abba, Padre.
16 Porque el mismo Espíritu da testimonio á nuestro espíritu que somos hijos de Dios.
17 Y si hijos, también herederos; herederos de Dios, y coherederos de Cristo; si empero padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados.
18 Porque tengo por cierto que lo que en este tiempo se padece, no es de comparar con la gloria venidera que en nosotros ha de ser manifestada.
19 Porque el continuo anhelar de las criaturas espera la manifestación de los hijos de Dios.
20 Porque las criaturas sujetas fueron á vanidad, no de grado, mas por causa del que las sujetó con esperanza,
21 Que también las mismas criaturas serán libradas de la servidumbre de corrupción en la libertad gloriosa de los hijos de Dios.
22 Porque sabemos que todas las criaturas gimen á una, y á una están de parto hasta ahora.
23 Y no sólo ellas, mas también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, es á saber, la redención de nuestro cuerpo.
24 Porque en esperanza somos salvos; mas la esperanza que se ve, no es esperanza; porque lo que alguno ve, ¿á qué esperarlo?
25 Empero si lo que no vemos esperamos, por paciencia esperamos.
26 Y asimismo también el Espíritu ayuda nuestra flaqueza: porque qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos; sino que el mismo Espíritu pide por nosotros con gemidos indecibles.
27 Mas el que escudriña los corazones, sabe cuál es el intento del Espíritu, porque conforme á la voluntad de Dios, demanda por los santos.
28 Y sabemos que á los que á Dios aman, todas las cosas les ayudan á bien, es á saber, á los que conforme al propósito son llamados.
29 Porque á los que antes conoció, también predestinó para que fuesen hechos conformes á la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos;
30 Y á los que predestinó, á éstos también llamó; y á los que llamó, á éstos también justificó; y á los que justificó, á éstos también glorificó.
31 ¿Pues qué diremos á esto? Si Dios por nosotros, ¿quién contra nosotros?
32 El que aun á su propio Hijo no perdonó, antes le entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?
33 ¿Quién acusará á los escogidos de Dios? Dios es el que justifica.
34 ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aún, el que también resucitó, quien además está á la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.
35 ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? tribulación? ó angustia? ó persecución? ó hambre? ó desnudez? ó peligro? ó cuchillo?
36 Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo: somos estimados como ovejas de matadero.
37 Antes, en todas estas cosas hacemos más que vencer por medio de aquel que nos amó.
Romanos 8 in Santa Biblia — Reina Valera 1909

Romanos 8:4-37 in Versión Biblia Libre

4 De este modo, pudimos cumplir los buenos requisitos de la ley, siguiendo al Espíritu y no a nuestra naturaleza pecaminosa.
5 Aquellos que siguen su naturaleza pecaminosa están preocupados por cosas pecaminosas, pero los que siguen al Espíritu, se concentran en cosas espirituales.
6 La mente humana y pecaminosa lleva a la muerte, pero cuando la mente es guiada por el Espíritu, trae vida y paz.
7 La mente humana y pecaminosa es reacia a Dios porque se niega a obedecer la ley de Dios. Y de hecho, no puede hacerlo;
8 y aquellos que siguen su naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios.
9 Pero ustedes no siguen su naturaleza pecaminosa sino al Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en ustedes. Porque aquellos que no tienen el Espíritu de Cristo dentro de ellos, no le pertenecen a él.
10 Sin embargo, si Cristo está en ustedes, aunque su cuerpo vaya a morir por causa del pecado, el Espíritu les da vida porque ahora ustedes están justificados delante de Dios.
11 El Espíritu de Dios que levantó a Jesús de los muertos, vive en ustedes. Él, que levantó a Jesús de los muertos, dará vida a sus cuerpos muertos a través de su Espíritu que vive en ustedes.
12 Así que, hermanos y hermanas, no tenemos que seguir nuestra naturaleza pecaminosa que obra conforme a nuestros deseos humanos.
13 Porque si ustedes viven bajo el control de su naturaleza pecaminosa, van a morir. Pero si siguen el camino del Espíritu, dando muerte a las cosas malas que hacen, entonces vivirán.
14 Todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios.
15 No se les ha dado un espíritu de esclavitud ni de temor una vez más. No, lo que recibieron fue el espíritu que los convierte en hijos, para que estén dentro de la familia de Dios. Ahora podemos decir a viva voz: “¡Dios es nuestro Padre!”
16 El Espíritu mismo está de acuerdo con nosotros en que somos hijos de Dios.
17 Y si somos sus hijos, entonces somos sus herederos. Somos herederos de Dios, y herederos junto con Cristo. Pero si queremos participar de su gloria, debemos participar de sus sufrimientos.
18 Sin embargo, estoy convencido de que lo que sufrimos en el presente no es nada si lo comparamos con la gloria futura que se nos revelará.
19 Toda la creación espera con paciencia, anhelando que Dios se revele a sus hijos.
20 Porque Dios permitió que fuera frustrado el propósito de la creación.
21 Pero la creación misma mantiene la esperanza puesta en ese momento en que será liberada de la esclavitud de la degradación y participará de la gloriosa libertad de los hijos de Dios.
22 Sabemos que toda la creación clama con anhelo, sufriendo dolores de parto hasta hoy.
23 Y no solo la creación, sino que nosotros también, quienes tenemos un anticipo del Espíritu, y clamamos por dentro mientras esperamos que Dios nos “adopte,” que realice la redención de nuestros cuerpos.
24 Sin embargo, la esperanza que ya ha sido vista no es esperanza en absoluto. ¿Acaso quién espera lo que ya puede ver?
25 Como nosotros esperamos lo que no hemos visto todavía, esperamos pacientemente por ello.
26 De la misma manera, el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad. Nosotros no sabemos cómo hablar con Dios, pero el Espíritu mismo intercede con nosotros y por nosotros mediante gemidos que las palabras no pueden expresar.
27 Aquél que examina las mentes de todos conoce las motivaciones del Espíritu, porque el Espíritu aboga la causa de Dios en favor de los creyentes.
28 Sabemos que en todas las cosas Dios obra para el bien de los que le aman, aquellos a quienes él ha llamado para formar parte de su plan.
29 Porque Dios, escogiéndolos de antemano, los separó para ser como su Hijo, a fin de que el Hijo pudiera ser el primero de muchos hermanos y hermanas.
30 A los que escogió también llamó, y a aquellos a quienes llamó también justificó, y a quienes justificó también glorificó.
31 ¿Cuál es, entonces, nuestra respuesta a todo esto? Si Dios está a nuestro favor, ¿quién puede estar en contra de nosotros?
32 Dios, quien no retuvo a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿no nos dará gratuitamente todas las cosas?
33 ¿Quién puede acusar de alguna cosa al pueblo de Dios? Es Dios quien nos justifica,
34 así que ¿quién puede condenarnos? Fue Cristo quien murió—y más importante aún, quien se levantó de los muertos—el que se sienta a la diestra de Dios, presentando nuestro caso.
35 ¿Quién puede separarnos del amor de Cristo? ¿Acaso la opresión, la angustia, o la persecución? ¿O acaso el hambre, la pobreza, el peligro, o la violencia?
36 Tal como dice la Escritura: “Por tu causa estamos todo el tiempo en peligro de morir. Somos tratados como ovejas que serán llevadas al sacrificio.”
37 No. En todas las cosas que nos suceden somos más que vencedores por medio de Aquél que nos amó.
Romanos 8 in Versión Biblia Libre