2 Y quien quiera que se resista a estas autoridades, se opone a lo que Dios ha establecido, y los que lo hacen recibirán el merecido juicio por esto.
3 Porque los gobernantes no producen temor a los que hacen el bien, sino a los que hacen el mal. De modo que si ustedes no quieren vivir temerosos de las autoridades, entonces hagan lo recto, y tendrán su aceptación.
4 Los que están en el poder son siervos de Dios, que han sido puestos allí para el propio bien de ustedes. De modo que si ustedes hacen mal, deben tener temor, ¡no en vano las autoridades tienen el poder para castigar! Ellos son siervos de Dios, que castigan a los infractores.
5 Por eso es importante que ustedes hagan lo que se les dice, no por la amenaza de castigo, sino por lo que sus propias conciencias les dicen.
6 Por ello es que ustedes tienen que pagar impuestos, porque las autoridades son siervos de Dios que se ocupan de estas cosas.
7 Paguen todo lo que deban: los impuestos a las autoridades de impuestos; muestren respeto a los que deben recibir respeto, y rindan honra a los que deban recibir honra.
8 No le deban nada a nadie, excepto amor unos a otros, porque los que aman a su prójimo están cumpliendo la ley.