15 Deja que el agua de tu cisterna y no la de los demás sea tu bebida y agua fluyendo de tu propia fuente.
16 Que no fluyan tus manantiales en las calles, ni tus corrientes de agua en los lugares abiertos.
17 Déjales que sean solo para ti, no para otros hombres contigo.
18 Deja que la bendición sea en tu fuente; ten gozo en la esposa de tus primeros años.
19 Como cierva amorosa y cierva amable, que sus pechos te den siempre deleite; deja que tu pasión sea movida en todo momento por su amor.
20 ¿Por qué te permites, hijo mío, salir del camino con una mujer extraña, y tomar otra mujer en tus brazos?
21 Porque los caminos del hombre están delante de los ojos del Señor, y él pone todas sus caminos en la balanza.
22 El malvado será tomado en la red de sus crímenes, y encarcelado en las cuerdas de su pecado.