2 Y controla tu hambre, si tienes un fuerte deseo de comer.
3 No desees su alimento delicado, porque es el pan del engaño.
4 No te preocupes por obtener riqueza; deja que termine tu deseo de dinero.
5 ¿Se te alzan los ojos? se ha ido: porque la riqueza se harán alas, como un águila en vuelo hacia el cielo.
6 No tomes la comida del que tiene ojos perversos, ni tengas ningún deseo por su delicada carne;
7 porque como los pensamientos de su corazón son, así es él: Toma comida y bebida, él te dice; pero su corazón no está contigo.
8 El alimento que has tomado lo vomitarás, y tus palabras agradables serán desperdiciadas.
9 No digas nada al oído de un hombre necio, porque no valorará la sabiduría de tus palabras.
10 No dejes que se mueva el lindero de la viuda, y no vayas a los campos de los que no tienen padre;
11 Porque su salvador es fuerte, y él tomará su causa contra ti.
12 Da tu corazón a la enseñanza, y tus oídos a las palabras del conocimiento.
13 No retires el entrenamiento del niño: porque incluso si le das golpes con la vara, no será la muerte para él.
14 Dale golpes con la vara, y mantén su alma a salvo del inframundo.
15 Hijo mío, si tu corazón se vuelve sabio, yo también, me alegraré de corazón;
16 Y mis pensamientos en mí estarán llenos de alegría cuando tus labios digan lo correcto.
17 No tengas envidia de pecadores en tu corazón, sino guarda en el temor de Jehová todo el día;
18 Porque sin duda hay un futuro, y tu esperanza no será cortada.