24 Los pasos de un hombre son del Señor; ¿cómo puede entonces un hombre tener conocimiento de su camino?
25 Es un peligro para un hombre decir sin pensar, es santo y, después de tomar su juramento, cuestionarse si es necesario guardarlo.
26 Un rey sabio echa a los malhechores y hace que su maldad vuelva a ellos.
27 El Señor vela por el espíritu del hombre, buscando en todas las partes más profundas del cuerpo.
28 La misericordia y la buena fe protegen al rey, y la sede de su poder se basa en actos rectos.
29 La gloria de los jóvenes es su fuerza, y el honor de los viejos es su canas.