9 Aquel cuyos caminos son rectos irá a salvo, pero aquel cuyos caminos están torcidos será arruinado.
10 El que hace señales con sus ojos es causa de problemas, pero el que hace que un hombre vea sus errores es una causa de paz.
11 La boca del hombre recto es fuente de vida, pero la boca del malhechor es una copa amarga.
12 El odio es una causa de actos violentos, pero todos los errores están cubiertos por el amor.
13 En los labios del que tiene conocimiento, se ve sabiduría; pero una vara está lista para la espalda de aquel que no tiene sentido.
14 Los sabios acumulan conocimiento, pero la boca del necio es destrucción que está cerca.
15 La propiedad del hombre rico es su pueblo fuerte: la necesidad del pobre es su destrucción.
16 La obra de los rectos da vida: el aumento del malhechor es una causa del pecado.
17 El que toma nota de la enseñanza es una forma de vida, pero el que abandona el entrenamiento es una causa de error.
18 El odio está encubierto por los labios del hombre mentiroso, y el que propaga mentiras es un insensato.
19 Donde se habla mucho, el pecado no tendrá fin, pero el que tiene la boca cerrada lo hace sabiamente.
20 La lengua del hombre recto es como plata probada; el corazón del malhechor es de poco valor.
21 Los labios del hombre recto dan de comer a los hombres, pero los necios mueren por falta de juicio.
22 La bendición del Señor da riqueza: y no añade tristeza consigo.
23 Al necio le parece bien hacer el mal, pero el hombre de buen juicio se deleita con la sabiduría.
24 Lo temido por el malvado vendrá a él, pero el hombre recto obtendrá su deseo.
25 Cuando el viento de la tormenta ha pasado, el pecador ya no se ve, pero el hombre recto está a salvo para siempre.
26 Como bebida ácida para los dientes y como humo para los ojos, así es el que odia el trabajo a los que lo envían.