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Lucas 9:31-62 in Spanish

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Lucas 9:31-62 in La Biblia en Español Sencillo

31 Rodeados de un resplandor glorioso, y hablaban de la muerte que iba a sufrir Jesús en Jerusalén.
32 Y Pedro y los que estaban con él estaban rendidos de sueño; pero cuando se despertaron, vieron su gloria y los dos hombres que estaban con él.
33 Y cuando estaban a punto de irse de él, Pedro le dijo a Jesús: Maestro, es bueno que estemos aquí; Hagamos tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías: sin saber lo que él estaba diciendo.
34 Y mientras decía estas cosas, la sombra de una nube se apoderó de ellos, y estaban llenos de temor al entrar a la nube.
35 Y se oyó una voz desde la nube que decía: Este es mi Hijo amado, escuchenlo.
36 Y después de que la voz se fue, vieron que Jesús estaba solo. Y guardaron silencio, y en aquellos días no dijeron nada a nadie de las cosas que habían visto.
37 Y al día siguiente, cuando bajaron del monte, un gran grupo de personas se acercó a él.
38 Y un hombre de entre ellos, gritando, dijo: Maestro, te ruego que veas a mi hijo, porque él es mi único hijo.
39 Y mira, un espíritu lo toma, y de repente le hace que grite, retorcerse de dolor y le sale espuma por los labios, y cuando por fin se aleja de él, es marcado como por golpes.
40 Y pedí a tus discípulos que lo enviaran, pero no pudieron hacerlo.
41 Y Jesús dijo: ¡Oh generación incrédula y perversa ! ¿Hasta cuándo tendré que estar con ustedes y aguantarlos? deja que tu hijo venga aquí.
42 Y mientras venía, él demonio lo derribó y lo sacudió violentamente y retorcido por el espíritu malo. Pero Jesús reprendio al espíritu inmundo, y sanó al niño, y se lo devolvió a su padre.
43 Y estaban maravillados del gran poder de Dios. Pero mientras todos se preguntaban acerca de todas las cosas que hacía, les decía a sus discípulos:
44 Dejen que estas palabras penetren en sus oídos, porque el Hijo del hombre será entregado en manos de los hombres.
45 Pero estas palabras no eran claras para ellos, pues Dios no les había permitido entenderlo; y tenían miedo de cuestionarlo al respecto.
46 Ahora hubo una discusión entre ellos sobre cuál de ellos sería el mejor.
47 Pero cuando Jesús vio el razonamiento de sus corazones, tomó un niño y lo puso a su lado,
48 Y les dijo: Cualquiera que reciba a este niño en mi nombre, me honra; y cualquiera que me honre Da honor al que me envió: porque el que es el más pequeño entre todos ustedes, ese hombre es él más grande.
49 Y Juan, respondiendo, dijo: Maestro, vimos a un hombre expulsando a los espíritus inmundos en tu nombre, y se lo hemos prohibido, porque él no era uno de nosotros.
50 Pero Jesús le dijo: Deja que lo haga, porque el que no está contra nosotros, es por nosotros.
51 Y aconteció que cuando se acercaban los días para ser recibido arriba, emprendió con valor su viaje para ir a Jerusalén,
52 Y envió mensajeros delante de él; y vinieron a un pequeño pueblo de Samaria para hacerle preparativos.
53 Pero no le recibieron, porque claramente veían que iría a Jerusalén.
54 Cuando sus discípulos, Santiago y Juan, vieron esto, dijeron: Señor, ¿podemos enviar fuego del cielo y poner fin a ellos?
55 Pero volviéndose, les reprendió diciendo : ustedes no saben de qué espíritu son.
56 porque el Hijo del hombre no ha venido para perder las almas de los hombres sino para salvarlas. Y ellos fueron a otra ciudad pequeña.
57 Y cuando estaban en el camino, cierto hombre le dijo: Yo te seguiré dondequiera que vayas.
58 Y Jesús le dijo: Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielos nidos, pero el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la cabeza.
59 Y dijo a otro: Ven después de mí. Pero él dijo: Señor, déjame ir primero y enterrar a mi padre.
60 Pero él le dijo: Deja que los muertos cuiden de sus muertos; tú ve y da noticias del reino de Dios.
61 Y otro hombre dijo: Iré contigo, Señor, pero antes déjame despedirme primero de los que están en mi casa.
62 Pero Jesús dijo: Ningún hombre, habiendo puesto su mano en el arado mirando hacia atrás, es apto para el reino de Dios.
Lucas 9 in La Biblia en Español Sencillo

San Lucas 9:31-62 in Santa Biblia — Reina Valera 1909

31 Que aparecieron en majestad, y hablaban de su salida, la cual había de cumplir en Jerusalem.
32 Y Pedro y los que estaban con él, estaban cargados de sueño: y como despertaron, vieron su majestad, y á aquellos dos varones que estaban con él.
33 Y aconteció, que apartándose ellos de él, Pedro dice á Jesús: Maestro, bien es que nos quedemos aquí: y hagamos tres pabellones, uno para ti, y uno para Moisés, y uno para Elías; no sabiendo lo que se decía.
34 Y estando él hablando esto, vino una nube que los cubrió; y tuvieron temor, entrando ellos en la nube.
35 Y vino una voz de la nube, que decía: Este es mi Hijo amado; á él oid.
36 Y pasada aquella voz, Jesús fué hallado solo: y ellos callaron; y por aquellos días no dijeron nada á nadie de lo que habían visto.
37 Y aconteció al día siguiente, que apartándose ellos del monte, gran compañía les salió al encuentro.
38 Y he aquí, un hombre de la compañía clamó, diciendo: Maestro, ruégote que veas á mi hijo; que es el único que tengo:
39 Y he aquí un espíritu le toma, y de repente da voces; y le despedaza y hace echar espuma, y apenas se aparta de él quebrantándole.
40 Y rogué á tus discípulos que le echasen fuera, y no pudieron.
41 Y respondiendo Jesús, dice: ¡Oh generación infiel y perversa! ¿hasta cuándo tengo de estar con vosotros, y os sufriré? Trae tu hijo acá.
42 Y como aun se acercaba, el demonio le derribó y despedazó: mas Jesús increpó al espíritu inmundo, y sanó al muchacho, y se lo volvió á su padre.
43 Y todos estaban atónitos de la grandeza de Dios. Y maravillándose todos de todas las cosas que hacía, dijo á sus discípulos:
44 Poned vosotros en vuestros oídos estas palabras; porque ha de acontecer que el Hijo del hombre será entregado en manos de hombres.
45 Mas ellos no entendían esta palabra, y les era encubierta para que no la entendiesen; y temían preguntarle de esta palabra.
46 Entonces entraron en disputa, cuál de ellos sería el mayor.
47 Mas Jesús, viendo los pensamientos del corazón de ellos, tomó un niño, y púsole junto á sí,
48 Y les dice: Cualquiera que recibiere este niño en mi nombre, á mí recibe; y cualquiera que me recibiere á mí, recibe al que me envió; porque el que fuere el menor entre todos vosotros, éste será el grande.
49 Entonces respondiendo Juan, dijo: Maestro, hemos visto á uno que echaba fuera demonios en tu nombre; y se lo prohibimos, porque no sigue con nosotros.
50 Jesús le dijo: No se lo prohibáis; porque el que no es contra nosotros, por nosotros es.
51 Y aconteció que, como se cumplió el tiempo en que había de ser recibido arriba, él afirmó su rostro para ir á Jerusalem.
52 Y envió mensajeros delante de sí, los cuales fueron y entraron en una ciudad de los Samaritanos, para prevenirle.
53 Mas no le recibieron, porque era su traza de ir á Jerusalem.
54 Y viendo esto sus discípulos Jacobo y Juan, dijeron: Señor, ¿quieres que mandemos que descienda fuego del cielo, y los consuma, como hizo Elías?
55 Entonces volviéndose él, los reprendió, diciendo: Vosotros no sabéis de qué espíritu sois;
56 Porque el Hijo del hombre no ha venido para perder las almas de los hombres, sino para salvarlas. Y se fueron á otra aldea.
57 Y aconteció que yendo ellos, uno le dijo en el camino: Señor, te seguiré donde quiera que fueres.
58 Y le dijo Jesús: Las zorras tienen cuevas, y las aves de los cielos nidos; mas el Hijo del hombre no tiene donde recline la cabeza.
59 Y dijo á otro: Sígueme. Y él dijo: Señor, déjame que primero vaya y entierre á mi padre.
60 Y Jesús le dijo: Deja los muertos que entierren á sus muertos; y tú, ve, y anuncia el reino de Dios.
61 Entonces también dijo otro: Te seguiré, Señor; mas déjame que me despida primero de los que están en mi casa.
62 Y Jesús le dijo: Ninguno que poniendo su mano al arado mira atrás, es apto para el reino de Dios.
San Lucas 9 in Santa Biblia — Reina Valera 1909

Lucas 9:31-62 in Versión Biblia Libre

31 Hablaban de su muerte, la cual ocurriría en Jerusalén.
32 Pedro y los otros dos discípulos estaban dormidos. Cuando se despertaron vieron a Jesús en su gloria, y a los dos hombres que estaban de pie junto a él.
33 Cuando los dos hombres estaban a punto de marcharse, Pedro le dijo a Jesús, “Maestro, es grandioso estar aquí. Hagamos unos refugios: uno para ti, uno para Moisés, y uno para Elías.” Pero Pedro en realidad no sabía lo que estaba diciendo.
34 Mientras aún hablaba, vino una nube y los cubrió. Y ellos estaban aterrorizados mientras la nube los cubría.
35 Y una voz habló desde la nube, diciendo: “Este es mi Hijo, el Escogido. ¡Escúchenlo a él!”
36 Y cuando la voz terminó de hablar, Jesús estaba solo. Ellos se guardaron esto, y no le contaron a nadie en ese momento sobre lo que habían visto.
37 Al día siguiente, cuando ya habían descendido de la montaña, una gran multitud estaba esperando para ver a Jesús.
38 Y un hombre que estaba entre la multitud gritó: “Maestro, por favor, mira a mi hijo. Es mi único hijo.
39 Pero un espíritu toma posesión de él y comienza a gritar, haciéndolo convulsionar y botar espuma por la boca. Casi nunca lo deja en paz y le causa mucho sufrimiento.
40 Le rogué a tus discípulos que lo expulsaran, pero no pudieron hacerlo.”
41 “¡Qué pueblo tan incrédulo y corrupto son ustedes! ¿Hasta cuándo tendré que estar aquí con ustedes y soportarlos?” dijo Jesús. “Trae aquí a tu hijo.”
42 Incluso cuando el niño se aproximaba, el demonio lo hizo convulsionar, lanzándolo al suelo. Pero Jesús intervino, reprendiendo al espíritu maligno y sanando al niño, y luego lo entregó de vuelta a su padre.
43 Todos estaban asombrados por esta demostración del poder de Dios. Sin embargo, aunque todos estaban impresionados por todo lo que él hacía, Jesús les advirtió a sus discípulos:
44 “Escuchen con atención lo que les digo: el Hijo del hombre está a punto de ser entregado en manos de hombres.”
45 Pero ellos no entendian lo que queria decir. Su significado estaba oculto para ellos para que no comprendieran las implicaciones, y ellos tenían miedo de preguntar al respecto.
46 Entonces comenzó un debate entre los discípulos sobre quién de ellos era el más importante.
47 Pero Jesús, sabiendo la razón por la que discutían, tomó un niño pequeño y lo colocó a su lado.
48 Entonces les dijo: “Todo aquél que acepta a este niño en mi nombre, me acepta a mí, y todo aquél que me acepta a mí, acepta al que me envió. El menos importante entre todos ustedes es el más importante.”
49 Juan levantó la voz, diciendo: “Maestro, vimos a alguien expulsando demonios en tu nombre y tratamos de detenerlo porque no era uno de nosotros.”
50 “No lo detengan,” respondió Jesús. “Todo el que no está contra ustedes, está a favor de ustedes.”
51 Cuando se acercaba el tiempo de ascender al cielo, Jesús decidió con determinación ir a Jerusalén.
52 Entonces envió mensajeros para que fueran adelante a una aldea samaritana, para que alistaran las cosas para él.
53 Pero la gente no lo recibió porque él iba de camino hacia Jerusalén.
54 Cuando Santiago y Juan vieron esto, le preguntaron a Jesús: “Maestro, ¿quieres que invoquemos fuego del cielo para quemarlos?”
55 Pero Jesús se dio vuelta y los reprendió.
56 Entonces siguieron hasta la siguiente aldea.
57 Mientras caminaban, un hombre le dijo a Jesús: “¡Te seguiré a dondequiera que vayas!”
58 Entonces Jesús le dijo al hombre: “Las zorras tienen sus guaridas, y las aves silvestres tienen sus nidos, pero el Hijo del hombre ni siquiera tiene un lugar donde recostar su cabeza.”
59 A otro hombre le dijo: “Sígueme.” Pero el hombre respondió: “Maestro, primero déjame ir y enterrar a mi padre.”
60 “Deja que los muertos entierren a sus propios muertos,” le respondió Jesús. “Tú ve y proclama el reino de Dios.”
61 Otro hombre dijo: “¡Señor, yo te seguiré! Pero primero déjame ir a casa y despedirme de mi familia.”
62 Pero Jesús le dijo: “Ninguna persona que ha empezado a labrar y mira hacia atrás está apto para el reino de Dios.”
Lucas 9 in Versión Biblia Libre