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Lucas 6:1-46 in Spanish

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Lucas 6:1-46 in La Biblia en Español Sencillo

1 Y aconteció que un sábado, el día de reposo, estaba pasando por los campos de trigo, y sus discípulos arrancaban espigas del trigo para comer, restregandose en sus manos y comían.
2 Pero algunos de los fariseos dijeron: ¿Por qué hacen lo que no es correcto hacer en sábado?
3 Y Jesús dijo: ¿No han leído en las Escrituras lo que hizo David cuando tuvo hambre, él y los que estaban con él?
4 ¿Cómo entró en la casa de Dios y tomó el pan santo consagrado a Dios, que solo los sacerdotes podían tomar, y lo dio a los que estaban con él?
5 Y él dijo: El Hijo del hombre es Señor aun del sábado.
6 Y sucedió que en otro día de reposo, él entró a la sinagoga y estaba enseñando allí. Y había un hombre allí cuya mano derecha estaba seca.
7 Y los escribas y los fariseos lo espiaban para ver si él lo sanaba en el día de reposo, para tener un pretexto para acusarle.
8 Pero él sabía lo que pensaban en ellos; y le dijo al hombre cuya mano estaba seca: levántate y ven en el medio. Y él se levantó y se puso de pie.
9 Y Jesús dijo: les haré una pregunta: ¿Es correcto hacer el bien en sábado o hacer el mal? dar vida o quitarla?
10 Y mirándolos alrededor a todos ellos, le dijo: Extiende tu mano. Y él lo hizo así, y su mano quedó sana.
11 Pero estaban llenos de ira, y hablaban entre sí de lo que podrían hacerle a Jesús.
12 Y aconteció en aquellos días que él salió a la montaña a orar; y estuvo toda la noche orando a Dios.
13 Y cuando era de día y, volviéndose a sus discípulos, hizo una selección de doce entre ellos, a los que dio el nombre de Apóstoles;
14 Simón, a quien dio el nombre de Pedro, y Andrés, su hermano, y Santiago, y Juan, y Felipe, y Bartolomé,
15 Y Mateo, y Tomás y Jacobo, hijo de Alfeo, y Simón, que fué llamado el Zelote,
16 Y Judas, el hijo de Jacobo, y Judas Iscariote, el traidor.
17 Y descendió con ellos a un lugar llano, y en compañía de sus discípulos, y un gran número de personas de toda Judea y Jerusalén y de las partes de Tiro y Sidón junto al mar, vinieron para oirle y para ser sanado de sus enfermedades;
18 Y aquellos que estaban atribulados con espíritus inmundos eran sanados.
19 Y todo el pueblo deseaba ser tocado por él, porque el poder salía de él y los sanaba a todos.
20 Y volviendo la vista á sus discípulos, dijo: Bienaventurados los pobres, porque el reino de Dios es de ustedes.
21 Bienaventurados los que tienen hambre, porque serán saciados. Bienaventurados los que lloran ahora; porque se alegrarán.
22 Bienaventurados ustedes, cuando los hombres los aborrezcan, y cuando los expulsen, cuando los insulten, cuando desprecien su nombre como cosa mala, por causa del Hijo del hombre.
23 Alégrense en aquel día, y alégrense, porque su recompensa en los cielos será grande; porque sus padres hicieron estas mismas cosas a los profetas.
24 Ay! de ustedes los que tienen riquezas! porque ya han sido consolados.
25 Ay! de ustedes que están saciados, porque tendrán hambre. Ay! de ustedes que se están riendo ahora, porque estarán llorando de tristeza.
26 Ay! de ustedes cuando todos los hombres les dan su aprobación; porque así lo hicieron sus padres a los falsos profetas.
27 Pero yo les digo a ustedes quienes me escuchan: Tengan amor por los que están en tu contra, hagan bien a los que les odian;
28 Bendigan a los que los maldicen, digan oraciones por aquellos que son crueles con ustedes.
29 Si un hombre te da un golpe en un lado de la cara, preséntale también la otra; y al que te quita la capa, ni aun la túnica le niegues.
30 Da a todos los que vengan a pedir, y si un hombre se lleva lo tuyo, no intentes recuperarlo nuevamente.
31 Haz a los demás lo que quieras que te hagan a ti.
32 Si tienes amor por aquellos que te quieren, ¿qué crédito tienes? porque aun los pecadores tienen amor por aquellos que los aman.
33 Y si haces bien a los que te hacen bien, ¿qué crédito tienes? porque incluso los pecadores hacen lo mismo.
34 Y si prestas a aquellos, de quien esperas recuperarlo, ¿qué crédito tienes? incluso los pecadores lo hacen a los pecadores, esperando recuperar otro tanto.
35 Ama, pues, a los que están contra ti y haz el bien, y da prestado, sin esperar nada a cambio, y tu recompensa será grande y serán hijos del Altísimo; porque es bueno con los ingratos y hombres malos.
36 Sé lleno de misericordia, como tu Padre está lleno de misericordia.
37 No sean jueces de otros, y no serán juzgados: no condenen a otros, y no serán condenados: perdonen a otros, y serán perdonados:
38 Den, y se les dará a ustedes; buena medida, apretada, lleno y remecida, y rebozando les darán a su regazo. Porque en la misma medida que mides, se te medirá.
39 Y les dio enseñanza en forma de historia, diciendo: ¿Es posible que un ciego sea el guía de otro? ¿No caerán juntos en un agujero?
40 El discípulo no es más grande que su maestro, mas todo él que ha sido perfeccionado será como su maestro.
41 ¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, pero no ves la viga que está en tu ojo?
42 ¿Cómo le dirás a tu hermano, hermano, déjame sacar la paja que está en tu ojo, cuando tú mismo no ves la viga que tienes en tu propio ojo? ¡Oh Hipócrita! Primero saca tu viga de tu ojo y luego verás claramente para quitar la paja del ojo de tu hermano.
43 Porque ningún árbol bueno da malos frutos, ni ningún árbol malo da buenos frutos.
44 Porque cada árbol se conoce por su fruto. Los hombres no obtienen los higos de las espinas ni las uvas de las plantas de mora.
45 El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón, da buenas cosas; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca.
46 ¿Por qué me dices: Señor, Señor, y no hacen lo que yo digo digo?
Lucas 6 in La Biblia en Español Sencillo

San Lucas 6:1-46 in Santa Biblia — Reina Valera 1909

1 Y ACONTECIÓ que pasando él por los sembrados en un sábado segundo del primero, sus discípulos arrancaban espigas, y comían, restregándolas con las manos.
2 Y algunos de los Fariseos les dijeron: ¿Por qué hacéis lo que no es lícito hacer en los sábados?
3 Y respondiendo Jesús les dijo: ¿Ni aun esto habéis leído, qué hizo David cuando tuvo hambre, él, y los que con él estaban;
4 Cómo entró en la casa de Dios, y tomó los panes de la proposición, y comió, y dió también á los que estaban con él, los cuales no era lícito comer, sino á solos los sacerdotes?
5 Y les decía: El Hijo del hombre es Señor aun del sábado.
6 Y aconteció también en otro sábado, que él entró en la sinagoga y enseñaba; y estaba allí un hombre que tenía la mano derecha seca.
7 Y le acechaban los escribas y los Fariseos, si sanaría en sábado, por hallar de qué le acusasen.
8 Mas él sabía los pensamientos de ellos; y dijo al hombre que tenía la mano seca: Levántate, y ponte en medio. Y él levantándose, se puso en pie.
9 Entonces Jesús les dice: Os preguntaré una cosa: ¿Es lícito en sábados hacer bien, ó hacer mal? ¿salvar la vida, ó quitarla?
10 Y mirándolos á todos alrededor, dice al hombre: Extiende tu mano. Y él lo hizo así, y su mano fué restaurada.
11 Y ellos se llenaron de rabia; y hablaban los unos á los otros qué harían á Jesús.
12 Y aconteció en aquellos días, que fué al monte á orar, y pasó la noche orando á Dios.
13 Y como fué de día, llamó á sus discípulos, y escogió doce de ellos, á los cuales también llamó apóstoles:
14 A Simón, al cual también llamó Pedro, y á Andrés su hermano, Jacobo y Juan, Felipe y Bartolomé,
15 Mateo y Tomás, Jacobo hijo de Alfeo, y Simón el que se llama Celador,
16 Judas hermano de Jacobo, y Judas Iscariote, que también fué el traidor.
17 Y descendió con ellos, y se paró en un lugar llano, y la compañía de sus discípulos, y una grande multitud de pueblo de toda Judea y de Jerusalem, y de la costa de Tiro y de Sidón, que habían venido á oirle, y para ser sanados de sus enfermedades;
18 Y los que habían sido atormentados de espíritus inmundos: y estaban curados.
19 Y toda la gente procuraba tocarle; porque salía de él virtud, y sanaba á todos.
20 Y alzando él los ojos á sus discípulos, decía: Bienaventurados vosotros los pobres; porque vuestro es el reino de Dios.
21 Bienaventurados los que ahora tenéis hambre; porque seréis saciados. Bienaventurados los que ahora lloráis, porque reiréis.
22 Bienaventurados seréis, cuando los hombres os aborrecieren, y cuando os apartaren de sí, y os denostaren, y desecharen vuestro nombre como malo, por el Hijo del hombre.
23 Gozaos en aquel día, y alegraos; porque he aquí vuestro galardón es grande en los cielos; porque así hacían sus padres á los profetas.
24 Mas ¡ay de vosotros, ricos! porque tenéis vuestro consuelo.
25 ¡Ay de vosotros, los que estáis hartos! porque tendréis hambre. ¡Ay de vosotros, los que ahora reís! porque lamentaréis y lloraréis.
26 ¡Ay de vosotros, cuando todos los hombres dijeren bien de vosotros! porque así hacían sus padres á los falsos profetas.
27 Mas á vosotros los que oís, digo: Amad á vuestros enemigos, haced bien á los que os aborrecen;
28 Bendecid á los que os maldicen, y orad por los que os calumnian.
29 Y al que te hiriere en la mejilla, dale también la otra; y al que te quitare la capa, ni aun el sayo le defiendas.
30 Y á cualquiera que te pidiere, da; y al que tomare lo que es tuyo, no vuelvas á pedir.
31 Y como queréis que os hagan los hombres, así hacedles también vosotros:
32 Porque si amáis á los que os aman, ¿qué gracias tendréis? porque también los pecadores aman á los que los aman.
33 Y si hiciereis bien á los que os hacen bien, ¿qué gracias tendréis? porque también los pecadores hacen lo mismo.
34 Y si prestareis á aquellos de quienes esperáis recibir, ¿qué gracias tendréis? porque también los pecadores prestan á los pecadores, para recibir otro tanto.
35 Amad, pues, á vuestros enemigos, y haced bien, y prestad, no esperando de ello nada; y será vuestro galardón grande, y seréis hijos del Altísimo: porque él es benigno para con los ingratos y malos.
36 Sed pues misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso.
37 No juzguéis, y no seréis juzgados: no condenéis, y no seréis condenados: perdonad, y seréis perdonados.
38 Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida, y rebosando darán en vuestro seno: porque con la misma medida que midiereis, os será vuelto á medir.
39 Y les decía una parábola: ¿Puede el ciego guiar al ciego? ¿No caerán ambos en el hoyo?
40 El discípulo no es sobre su maestro; mas cualquiera que fuere como el maestro, será perfecto.
41 ¿Por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y la viga que está en tu propio ojo no consideras?
42 ¿O cómo puedes decir á tu hermano: Hermano, deja, echaré fuera la paja que está en tu ojo, no mirando tú la viga que está en tu ojo? Hipócrita, echa primero fuera de tu ojo la viga, y entonces verás bien para sacar la paja que está en el ojo de tu hermano.
43 Porque no es buen árbol el que da malos frutos; ni árbol malo el que da buen fruto.
44 Porque cada árbol por su fruto es conocido: que no cogen higos de los espinos, ni vendimian uvas de las zarzas.
45 El buen hombre del buen tesoro de su corazón saca bien; y el mal hombre del mal tesoro de su corazón saca mal; porque de la abundancia del corazón habla su boca.
46 ¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que digo?
San Lucas 6 in Santa Biblia — Reina Valera 1909

Lucas 6:1-46 in Versión Biblia Libre

1 Sucedió que un sábado, mientras Jesús caminaba por los campos de trigo, sus discípulos comenzaron a recoger algunas espigas, frotándolas en sus manos, y las comían.
2 Entonces algunos de los Fariseos lo cuestionaron, diciéndole: “¿Por qué están ustedes haciendo lo que no está permitido hacer en sábado?”
3 Jesús respondió: “¿Ustedes nunca han leído lo que David hizo cuando él y sus hombres tuvieron hambre?
4 ¿Y cómo entró a la casa de Dios y tomó el pan consagrado? Lo comió, y lo dio a comer a sus hombres también. Eso tampoco está permitido. El pan consagrado es solo para los sacerdotes.”
5 Entonces les dijo: “El Hijo del hombre es Señor del sábado.”
6 Aconteció que otro sábado Jesús entró a enseñar en la sinagoga. Y había allí un hombre que tenía su mano derecha lisiada.
7 Los maestros religiosos y los Fariseos estaban observando a Jesús atentamente para ver si sanaría en sábado. Porque ellos querían encontrar algún motivo para acusarlo.
8 Pero Jesús sabía lo que había en sus mentes. Entonces le dijo al hombre con la mano lisiada: “Levántate, y ponte en pie aquí delante de todos.” Y el hombre se levantó y se quedó allí en pie.
9 Entonces Jesús se dio vuelta hacia ellos y dijo: “Permítanme hacerles una pregunta: ¿Es legal hacer el bien en sábado, o el mal? ¿Salvar vidas o destruirlas?”
10 Y miró a su alrededor a todos los que estaban allí. Entonces le dijo al hombre: “Extiende tu mano.” Y el hombre lo hizo, y su mano volvió a estar como nueva.
11 Pero ellos se enfurecieron, y comenzaron a analizar respecto a lo que podrían hacerle a Jesús.
12 Un día, poco tiempo después, Jesús subió a una montaña para orar. Allí se quedó toda la noche, orando a Dios.
13 Cuando llegó la mañana, reunió a sus discípulos, y eligió a doce de ellos. Estos son los nombres de los apóstoles:
14 Simón (también llamado Pedro por Jesús), Andrés su hermano, Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé,
15 Mateo, Tomás, Santiago el hijo de Alfeo, Simón el Revolucionario,
16 Judas el hijo de Santiago, y Judas Iscariote (quien llegó a ser el traidor).
17 Jesús descendió de la montaña con ellos, y se detuvo en un lugar donde había una gran llanura. Estaban rodeados de una multitud de discípulos y muchas otras personas de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y Sidón. Y se habían reunido para escucharlo y para que los sanara de sus enfermedades.
18 Los que estaban aquejados por espíritus malignos también eran sanados.
19 Todos los que estaban en la multitud intentaban tocarlo, porque de él salía poder y los sanaba a todos.
20 Mirando a sus discípulos, Jesús les dijo:
21 “Cuán felices ustedes los pobres, porque el reino de Dios es de ustedes. Cuán felices ustedes los que ahora tienen hambre, porque comerán todo lo que necesiten. Cuán felices ustedes los que ahora están llorando, porque reirán.
22 “Cuán felices ustedes cuando la gente los odie, los rechace, los insulte y maldiga sus nombres por mí, que soy el Hijo del hombre.
23 Cuando llegue ese día, estén felices. Salten de alegría porque es grande la recompensa que tienen ustedes en el cielo. No olviden que los ancestros de ellos también maltrataron así a los profetas.
24 “Pero cuánto pesar por ustedes los ricos, porque ya tienen su recompensa.
25 “Cuánto pesar por los que ahora están saciados, porque estarán hambrientos. Cuánto pesar por ustedes los que ahora ríen, porque llorarán y se lamentarán.
26 “Cuánto pesar por ustedes cuando todos los alaben. No olviden que sus ancestros también alabaron de esta manera a los falsos profetas.
27 “Pero yo les digo a todos ustedes que están oyendo: Amen a sus enemigos. Hagan el bien a quienes los odian.
28 Bendigan a quienes los maldicen. Oren por quienes los maltratan.
29 Si alguien los golpea en la mejilla, pongan la otra. Si alguien les quita el abrigo, no se opongan a que les quiten su camisa.
30 Den a cualquiera que les pida. Si alguien les quita algo, no lo pidan de vuelta.
31 Hagan con otros lo que quieren que hagan con ustedes.
32 “Si ustedes aman a quienes los aman, ¿por qué merecerían algún crédito por ello? Hasta los pecadores aman a quienes los aman.
33 Si ustedes hacen el bien a quienes les hacen el bien, ¿Por qué merecerían algún crédito por eso también? Los pecadores también hacen eso.
34 Si ustedes prestan dinero para que se lo devuelvan, ¿Por qué merecerían crédito por ello? Los pecadores también prestan dinero a otros pecadores, esperando que les devuelvan lo que prestaron.
35 No. Amen a sus enemigos, háganles el bien, y presten sin esperar que les paguen. Entonces recibirán una gran recompensa, y ustedes serán los hijos del Altísimo, porque él es bueno con los ingratos y los malvados.
36 Sean compasivos, como su Padre lo es.
37 “No juzguen, y ustedes tampoco serán juzgados; no condenen, y ustedes no serán condenados; perdonen, y serán perdonados;
38 den, y recibirán de vuelta con generosidad. ¡Cuando a ustedes les den, será apretado, para que haya lugar para más, y estará desbordándose y derramándose en sus regazos! Porque lo mucho que ustedes den, determinará lo mucho que recibirán.”
39 Entonces ilustró este tema así: “¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerían ambos en una zanja?
40 ¿Acaso los estudiantes saben más que el maestro? Solo cuando lo hayan aprendido todo, entonces serán semejantes a su maestro.
41 ¿Por qué te preocupas por la astilla que está en el ojo de tu hermano, cuando ni siquiera te das cuenta del tronco que está en tu propio ojo?
42 ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: ‘Hermano, déjame sacar la astilla que tienes en tu ojo,’ cuando ni siquiera ves la tronco que tienes en tu propio ojo? ¡Hipócrita! Saca primero la tronco que tienes en tu ojo, y entonces podrás ver suficientemente bien para sacar la astilla del ojo de tu hermano.
43 “Un buen árbol no produce frutos malos, y un árbol malo no produce frutos buenos.
44 Ustedes reconocen un árbol por los frutos que produce. Nadie recoge higos de un arbusto con espinas, ni cosecha uvas de una zarza.
45 La gente buena produce lo que es bueno de las cosas buenas que ellos atesoran de lo que guardan por dentro. Las personas malas producen cosas malas de lo malo que guardan dentro de ellos. Lo que llena las mentes de las personas se evidencia en lo que dicen.
46 “¿Por qué, entonces, se molestan en llamarme ‘Señor, Señor,’ si no hacen lo que digo?
Lucas 6 in Versión Biblia Libre