17 Y él les dijo: ¿De qué están hablando?
18 Entonces, deteniéndose, y mirándole con tristeza, uno de ellos, llamado Cleofás, le dijo: ¿Eres tú el único hombre que vive en Jerusalén y no ha tenido noticias de lo que ha sucedido allí en estos días?
19 Y él les dijo: ¿Qué cosas? Y dijeron: Las cosas sobre Jesús de Nazaret, que fue profeta, grande en sus hechos y en sus palabras, delante de Dios y de todo el pueblo,
20 Y cómo los principales sacerdotes y nuestros gobernantes lo entregaron para que lo crucificaran.
21 Pero esperábamos que él sería el Salvador de Israel. Además de todo esto, ahora ha dejado pasar tres días desde el momento en que ocurrieron estas cosas;
22 Y algunas mujeres entre nosotros nos causaron asombro, porque fueron temprano al lugar donde habían puesto su cuerpo,
23 Y no estaba allí; luego vinieron diciendo que habían visto una visión de los ángeles que decían que él estaba viviendo.
24 Y algunos de los que estaban con nosotros fueron al lugar, y vieron que era como las mujeres habían dicho, pero a él no lo vieron.
25 Y dijo: ¡Oh insensatos! qué lento para creerlo que los profetas han dicho.
26 ¿No era necesario que el Cristo pasara por estas cosas y entrara en su gloria?
27 Y les mostró todas las cosas en las Escrituras, de Moisés y de todos los profetas, que tenían que ver consigo mismo.
28 Y llegaron cerca de la ciudad a la cual iban, y parecía como si él estuviera yendo más lejos;
29 Pero ellos lo mantuvieron atrás, diciendo: No vayas, porque la tarde está cerca, el día casi se ha ido. Y él entró con ellos.
30 Y cuando se sentó con ellos a la mesa, tomó el pan, y pronunció las palabras de bendición y, al dividirlo, se los dio.