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Lucas 22:11-61 in Spanish

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Lucas 22:11-61 in La Biblia en Español Sencillo

11 Y le dicen al dueño de la casa: El Maestro dice: ¿Dónde está el cuarto de invitados, donde pueda tomar la Pascua con mis discípulos?
12 Y él te llevará a un gran salón con una mesa y asientos: allí listo.
13 Y ellos fueron, y fue como él había dicho: y ellos prepararon la Pascua.
14 Y llegado el momento, tomó asiento, y los apóstoles con él.
15 Y él dijo: cuánto he deseado y esperado celebrar esta Pascua con ustedes antes de venir a mi muerte;
16 Porque les digo que no lo comeré otra vez hasta que esté completo en el reino de Dios.
17 Y tomó una copa y, dando gracias, dijo: compartan esto entre ustedes;
18 Porque les digo que no tomaré del fruto de la vid hasta que venga el reino de Dios.
19 Y tomó pan y, dio gracias, se lo dio a ellos cuando fue quebrado, y dijo: Esto es mi cuerpo, que por ustedes es dado; haced esto en memoria de mí.
20 Y de la misma manera, después de la comida, tomó la copa, diciendo: Esta copa es el nuevo testamento hecho con mi sangre que es derramada por ustedes.
21 Pero la mano del que me va a traicionar está conmigo en la mesa.
22 Porque se hará al Hijo del Hombre según el propósito de Dios, pero infeliz es ese hombre por quien es entregado.
23 Y se preguntaban quién de ellos sería quién haría esto.
24 Y hubo una discusión entre ellos también sobre cuál de ellos era el más grande.
25 Y él dijo: Los reyes de los gentiles son señores sobre ellos, y los que tienen autoridad reciben nombres de honor.
26 Pero que no sea así con ustedes; pero el que es más grande, que se vuelva como el mas joven; y el que es el jefe, como un sirviente.
27 ¿Porque cuál es más grande, el invitado que se sienta a una comida o el criado? ¿No es él que se sienta a la mesa? mas yo estoy entre ustedes como él que sirve.
28 Pero ustedes son los que han permanecido conmigo en mis pruebas;
29 Y les daré un reino como mi Padre me lo dio a mí,
30 para que tomes comida y bebida en mi mesa en mi reino, y los establezca como reyes, juzgando a las doce tribus de Israel.
31 Dijo también él Señor: Simón, Simón, Satanás los ha pedido a ustedes, para sacudirlos como trigo.
32 Pero yo he hecho oración por ti, para que tu fe no te falte, y tú, cuando te hayas vuelto a mi, ayuda a tus hermanos a permanecer firmes.
33 Y él le dijo: Señor, estoy listo para ir contigo a la cárcel y a la muerte.
34 Y él dijo: Te digo, Pedro, antes del segundo clamor del gallo hoy, dirás tres veces que no me conoces.
35 Y él les dijo: ¿Cuándo los envié sin dinero, sin bolsa ni zapatos, tuvieron necesidad de algo? Y ellos dijeron: Nada.
36 Y les dijo: Pero ahora, el que tiene una bolsa de dinero, o una bolsa para comer, que la tome; y el que no tiene espada, déjele su capa por dinero y consiga una espada.
37 Porque les digo que estas palabras que fueron escritas se cumplirán en mí, y fue contado entre los malhechores; porque lo que se ha dicho en las Escrituras acerca de mí, tiene un cumplimiento.
38 Y ellos dijeron: Señor, aquí hay dos espadas. Y él dijo: Basta ya.
39 Y saliendo, se fue, como era su rutina, al monte de los Olivos, y los discípulos fueron con él.
40 Y cuando llegó al lugar, les dijo: Hagan una oración para que no sean puestos a prueba.
41 Y se alejó un poco de ellos y, arrodillándose en oración, dijo:
42 Padre, si te place, quítame esta copa; pero, que se haga tu placer, no el mío.
43 Y un ángel del cielo vino a él para darle fuerza.
44 Y estando en gran angustia de alma, la fuerza de su oración se hizo más fuerte, y grandes gotas, como sangre, en sudor, cayendo a la tierra.
45 Y, levantándose de la oración, vino a los discípulos, y vio que estaban durmiendo por tristeza.
46 Y él dijo: ¿Por qué estás durmiendo? Levántense y ponganse a orar, para que no sean puesto a prueba.
47 Y mientras él decía estas palabras, vino un grupo de personas, y Judas, uno de los doce, estaba frente a ellos, y se acercó a Jesús para darle un beso.
48 Pero Jesús le dijo: Judas, ¿traicionas al Hijo del hombre con un beso?
49 Y cuando los que estaban con él vieron lo que venía, dijeron: Señor, ¿podemos hacer uso de nuestras espadas?
50 Y uno de ellos dio un golpe al siervo del sumo sacerdote, cortándole la oreja derecha.
51 Pero Jesús, respondiendo, dijo: basta ya, Y al tocar su oreja, lo sano.
52 Y Jesús dijo a los principales sacerdotes, a los capitanes del Templo y a los gobernantes que habían venido contra él: ¿Como contra un ladrón has salido con espadas y varas?
53 Cuando estuve en el Templo contigo todos los días, tus manos no se estiraron contra mí, pero esta es tu hora y la autoridad de las tinieblas.
54 Y lo hicieron prisionero, y lo llevaron a la casa del sumo sacerdote. Pero Pedro los persiguió a distancia.
55 Y se encendió un fuego en medio de la plaza abierta, y se sentaron juntos, y Pedro estaba entre ellos.
56 Y una cierta sierva, viéndolo a la luz del fuego, y mirándole con atención, dijo: Este hombre estaba con él.
57 Pero él dijo: Mujer, no es verdad; No tengo conocimiento de él.
58 Y después de un momento, otro lo vio y dijo: Tú eres uno de ellos; y él dijo: Hombre, no soy.
59 Y después de alrededor de una hora, otro hombre dijo, con decisión: Ciertamente este hombre estaba con él, porque él es galileo.
60 Y Pedro dijo: Hombre, no tengo conocimiento de estas cosas de las que estás hablando. Y de inmediato, mientras decía estas palabras, llegó el grito de un gallo.
61 Y el Señor, volviéndose, miró a Pedro. Y las palabras del Señor vinieron a la mente de Pedro, cómo él había dicho: Esta noche, antes de la hora del grito del gallo, me negarás tres veces.
Lucas 22 in La Biblia en Español Sencillo

San Lucas 22:11-61 in Santa Biblia — Reina Valera 1909

11 Y decid al padre de la familia de la casa: El Maestro te dice: ¿Dónde está el aposento donde tengo de comer la pascua con mis discípulos?
12 Entonces él os mostrará un gran cenáculo aderezado; aparejad allí.
13 Fueron pues, y hallaron como les había dicho; y aparejaron la pascua.
14 Y como fué hora, sentóse á la mesa, y con él los apóstoles.
15 Y les dijo: En gran manera he deseado comer con vosotros esta pascua antes que padezca;
16 Porque os digo que no comeré más de ella, hasta que se cumpla en el reino de Dios.
17 Y tomando el vaso, habiendo dado gracias, dijo: Tomad esto, y partidlo entre vosotros;
18 Porque os digo, que no beberé más del fruto de la vid, hasta que el reino de Dios venga.
19 Y tomando el pan, habiendo dado gracias, partió, y les dió, diciendo: Esto es mi cuerpo, que por vosotros es dado: haced esto en memoria de mí.
20 Asimismo también el vaso, después que hubo cenado, diciendo: Este vaso es el nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros se derrama.
21 Con todo eso, he aquí la mano del que me entrega, conmigo en la mesa.
22 Y á la verdad el Hijo del hombre va, según lo que está determinado; empero ¡ay de aquel hombre por el cual es entregado!
23 Ellos entonces comenzaron á preguntar entre sí, cuál de ellos sería el que había de hacer esto.
24 Y hubo entre ellos una contienda, quién de ellos parecía ser el mayor.
25 Entonces él les dijo: Los reyes de las gentes se enseñorean de ellas; y los que sobre ellas tienen potestad, son llamados bienhechores:
26 Mas vosotros, no así: antes el que es mayor entre vosotros, sea como el más mozo; y el que es príncipe, como el que sirve.
27 Porque, ¿cuál es mayor, el que se sienta á la mesa, ó el que sirve? ¿No es el que se sienta á la mesa? Y yo soy entre vosotros como el que sirve.
28 Empero vosotros sois los que habéis permanecido conmigo en mis tentaciones:
29 Yo pues os ordeno un reino, como mi Padre me lo ordenó á mí,
30 Para que comáis y bebáis en mi mesa en mi reino, y os sentéis sobre tronos juzgando á las doce tribus de Israel.
31 Dijo también el Señor: Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandaros como á trigo;
32 Mas yo he rogado por ti que tu fe no falte: y tú, una vez vuelto, confirma á tus hermanos.
33 Y él le dijo: Señor, pronto estoy á ir contigo aun á cárcel y á muerte.
34 Y él dijo: Pedro, te digo que el gallo no cantará hoy antes que tú niegues tres veces que me conoces.
35 Y á ellos dijo: Cuando os envié sin bolsa, y sin alforja, y sin zapatos, ¿os faltó algo? Y ellos dijeron: Nada.
36 Y les dijo: Pues ahora, el que tiene bolsa, tómela, y también la alforja, y el que no tiene, venda su capa y compre espada.
37 Porque os digo, que es necesario que se cumpla todavía en mí aquello que está escrito: Y con los malos fué contado: porque lo que está escrito de mí, cumplimiento tiene.
38 Entonces ellos dijeron: Señor, he aquí dos espadas. Y él les dijo: Basta.
39 Y saliendo, se fué, como solía, al monte de las Olivas; y sus discípulos también le siguieron.
40 Y como llegó á aquel lugar, les dijo: Orad que no entréis en tentación.
41 Y él se apartó de ellos como un tiro de piedra; y puesto de rodillas oró,
42 Diciendo: Padre, si quieres, pasa este vaso de mí; empero no se haga mi voluntad, sino la tuya.
43 Y le apareció un ángel del cielo confortándole.
44 Y estando en agonía, oraba más intensamente: y fué su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra.
45 Y como se levantó de la oración, y vino á sus discípulos, hallólos durmiendo de tristeza;
46 Y les dijo: ¿Por qué dormís? Levantaos, y orad que no entréis en tentación.
47 Estando él aún hablando, he aquí una turba; y el que se llamaba Judas, uno de los doce, iba delante de ellos; y llegóse á Jesús para besarlo.
48 Entonces Jesús le dijo: Judas, ¿con beso entregas al Hijo del hombre?
49 Y viendo los que estaban con él lo que había de ser, le dijeron: Señor, ¿heriremos á cuchillo?
50 Y uno de ellos hirió á un siervo del príncipe de los sacerdotes, y le quitó la oreja derecha.
51 Entonces respondiendo Jesús, dijo: Dejad hasta aquí. Y tocando su oreja, le sanó.
52 Y Jesús dijo á los que habían venido á él, los príncipes de los sacerdotes, y los magistrados del templo, y los ancianos: ¿Como á ladrón habéis salido con espadas y con palos?
53 Habiendo estado con vosotros cada día en el templo, no extendisteis las manos contra mí; mas ésta es vuestra hora, y la potestad de las tinieblas.
54 Y prendiéndole trajéronle, y metiéronle en casa del príncipe de los sacerdotes. Y Pedro le seguía de lejos.
55 Y habiendo encendido fuego en medio de la sala, y sentándose todos alrededor, se sentó también Pedro entre ellos.
56 Y como una criada le vió que estaba sentado al fuego, fijóse en él, y dijo: Y éste con él estaba.
57 Entonces él lo negó, diciendo: Mujer, no le conozco.
58 Y un poco después, viéndole otro, dijo: Y tú de ellos eras. Y Pedro dijo: Hombre, no soy.
59 Y como una hora pasada otro afirmaba, diciendo: Verdaderamente también éste estaba con él, porque es Galileo.
60 Y Pedro dijo: Hombre, no sé qué dices. Y luego, estando él aún hablando, el gallo cantó.
61 Entonces, vuelto el Señor, miró á Pedro: y Pedro se acordó de la palabra del Señor como le había dicho: Antes que el gallo cante, me negarás tres veces.
San Lucas 22 in Santa Biblia — Reina Valera 1909

Lucas 22:11-61 in Versión Biblia Libre

11 Díganle al propietario de la casa: ‘El maestro te manda a preguntar: “¿Dónde está el comedor donde yo pueda ir a cenar con mis discípulos?”’
12 Él les mostrará un salón grande que está arriba y que tiene los muebles necesarios. Preparen allí la cena.”
13 Ellos fueron y encontraron que todo sucedió tal como él les había dicho, y prepararon allí la cena de la Pascua.
14 Cuando llegó el momento, Jesús se sentó a la mesa con sus apóstoles. Entonces les dijo:
15 “En realidad he estado esperando el momento de compartir esta cena de la Pascua con ustedes antes de que comiencen mis sufrimientos.
16 Les aseguro que no comeré más de esta cena hasta que se haya cumplido el tiempo en el reino de Dios.”
17 Jesús tomó la copa, y después de haber dado gracias, dijo: “Tomen esto y compártanlo entre ustedes.
18 Les digo que no beberé nuevamente del fruto de la vid hasta que venga el reino de Dios.”
19 Luego tomó el pan, y después de haber dado gracias, lo partió en pedazos y lo compartió con ellos. “Este es mi cuerpo que es entregado a ustedes; hagan esto en memoria de mí,” les dijo Jesús.
20 De la misma manera, después de haber terminado de cenar, levantó la copa y dijo: “Esta copa es el nuevo acuerdo en mi sangre que es derramada por ustedes.”
21 “A pesar de esto, el que me entrega está sentado justo aquí conmigo en la mesa.
22 Porque se ha determinado que el Hijo del hombre morirá, pero ¡cuán terrible será para aquél que lo entrega!”
23 Entonces los discípulos comenzaron a discutir entre ellos sobre quién podría ser, y quién podría hacer eso.
24 Al mismo tiempo comenzaron una disputa sobre cuál de ellos era el más importante.
25 Y Jesús les dijo: “Los reyes extranjeros se enseñorean de sus súbditos, y los que tienen poder quieren que la gente incluso los considere como sus ‘benefactores.’
26 “¡Pero no debe ser así entre ustedes! El que sea el más importante entre ustedes debe ser como el menos importante, y el líder debe ser como un siervo.
27 ¿Quién es más importante, el que se sienta en la mesa, o el que sirve? ¿Acaso no es el que se sienta en la mesa? Pero yo estoy entre ustedes como el que sirve.
28 Ustedes han estado conmigo durante mis pruebas.
29 Yo les otorgo autoridad para gobernar, así como mi padre me la dio a mí,
30 para que puedan sentarse en mi mesa a comer y beber cuando estén en mi reino, y se sienten sobre tronos y juzguen a las doce tribus de Israel.”
31 “Simón, Simón. Satanás ha pedido tener todo de ustedes para tamizarlos como al trigo,
32 pero yo he orado por ti, para que tu fe no fracase. Y cuando hayas regresado, anima a tus hermanos.”
33 Pedro le dijo: “¡Señor, estoy listo para ir contigo a la prisión, y morir contigo!”
34 Jesús respondió: “Te digo, Pedro, que antes de que el gallo cante hoy, negarás tres veces que me conoces.”
35 Entonces Jesús les preguntó: “Cuando los envié sin dinero, sin bolsa y sin calzado adicional, ¿les faltó algo?” “No, nada,” respondieron ellos.
36 Pero ahora, si tienen dinero llévenlo con ustedes, de igual manera si tienen una bolsa, y si no tienen espada, vendan su manto y compren una.
37 Les digo que esta declaración de las Escrituras debe cumplirse: ‘Él fue contado con los malvados.’ Lo que se dijo sobre mí ahora se está cumpliendo.
38 “Mira, Señor, aquí hay dos espadas,” dijeron ellos. “Es suficiente,” respondió.
39 Entonces Jesús se fue de allí y como de costumbre se dirigió al Monte de los Olivos junto con sus discípulos.
40 Cuando llegó allí, les dijo: “Oren para que no caigan en tentación.”
41 Entonces los dejó allí y caminó cierta distancia como de un tiro de piedra, y allí se arrodilló y oró.
42 “Padre,” oraba él, “si es tu voluntad, por favor quita de mí esta copa de sufrimiento. Pero quiero hacer lo que tú quieras, no lo que yo quiero.”
43 Entonces un ángel del cielo se le apareció para darle fortaleza.
44 Y Jesús oraba mucho más, con terrible angustia, y su sudor caía como gotas de sangre sobre suelo.
45 Luego terminó de orar y fue donde estaban los discípulos. Los encontró dormidos, exhaustos por la aflicción.
46 “¿Por qué están durmiendo?” les preguntó. “Levántense y oren para que no caigan en tentación.”
47 Mientras aún hablaba, se apareció una multitud dirigida por Judas, uno de los doce discípulos. Judas se acercó para besar a Jesús.
48 Pero Jesús le preguntó: “Judas, ¿entregas al Hijo del hombre con un beso?”
49 Los seguidores de Jesús le preguntaron: “Señor, ¿debemos atacarlos con nuestras espadas?”
50 Y uno de ellos hirió al siervo del sumo sacerdote, cortándole su oreja derecha.
51 “¡Detente! ¡Basta de esto!” dijo Jesús. Entonces tocó la oreja del hombre y lo sanó.
52 Luego Jesús habló con los jefes de los sacerdotes, y con los oficiales de la guardia del templo y los ancianos. “¿Acaso soy algún tipo de criminal, que ustedes tuvieron que venir con palos y espadas?” preguntó.
53 “Aunque estuve con ustedes todos los días en el templo, nunca me arrestaron. Pero este es el momento de ustedes, el momento cuando las tinieblas tienen el poder.”
54 Entonces ellos lo arrestaron y se lo llevaron, llevándolo a la casa del jefe de los sacerdotes. Pedro seguía a la distancia.
55 Entonces prendieron una fogata en medio del patio y se sentaron alrededor de ella. Y Pedro estaba entre ellos.
56 Cuando se sentó allí, una criada lo distinguió por la luz de la fogata, y lo miró fijamente y dijo:
57 “Este hombre estaba con él.” Pero Pedro lo negó. “¡Mujer, no lo conozco!” le dijo.
58 Un rato más tarde otra persona lo miró y dijo: “Tú también eres uno de ellos.” “¡No, no lo soy!” respondió Pedro.
59 Cerca de una hora después, otra persona insistió: “Estoy seguro que estaba con él también, es un galileo.”
60 “¡No tengo idea de qué hablas!” respondió Pedro. Justo entonces, cuando aún hablaba, canto el gallo. Entonces el Señor se dio la vuelta y miró a Pedro.
61 Y Pedro se acordó de lo que el Señor le había dicho, y cómo le dijo: “Antes que hoy cante el gallo, me negarás tres veces.”
Lucas 22 in Versión Biblia Libre