45 ¡Cuán afortunada eres, porque estás segura de que el Señor hará lo que te ha prometido!”
46 María respondió: “¡Cuánto alabo al Señor!
47 Estoy tan feliz con Dios, mi Salvador,
48 porque decidió que yo, su sierva, fuera digna de su consideración, a pesar de mi humilde procedencia. De ahora en adelante todas las generaciones dirán que fui bendecida.
49 El Dios Altísimo ha hecho grandes cosas por mí; su nombre es santo.
50 Su misericordia dura de generación en generación para aquellos que lo respetan.