24 En el año de Jubileo, el campo volverá a aquel de quien lo obtuvo, es decir, a aquel cuya herencia era.
25 Y que todos sus valores se basen en el siclo del lugar santo, es decir, veinte geras al siclo.
26 Pero un hombre no puede dar por juramento al Señor los primeros frutos del ganado que se ofrecen al Señor, si es un becerrito un corderito, es del Señor.
27 Y si es una bestia inmunda, entonces su dueño puede dar dinero para recuperarla, de acuerdo con el valor fijado por ustedes, al dar una quinta parte más; o si no se retira, podrá ser vendido de acuerdo con su valoración.
28 Pero nada de lo que un hombre ha dado completamente al Señor, fuera de todos sus bienes, del hombre o la bestia, o de la tierra que es su herencia, puede ser regalado o devuelto a cambio de dinero; Todo lo que se da completamente es muy santo para el Señor.
29 Cualquier hombre destinado a la destrucción, ciertamente debe ser ejecutado.
30 Y cada décima parte de la tierra, de la semilla plantada, o del fruto de los árboles, es santa para el Señor.