4 Y no lo ha llevado a la puerta de la Tienda de reunión, para hacer una ofrenda al Señor, delante de la Tienda del Señor, su sangre estará sobre él, porque él ha quitado la vida y será cortado de entre su pueblo:
5 Para que los hijos de Israel puedan llevar al Señor, a la puerta de la tienda de reunión y al sacerdote, las ofrendas que han hecho morir en el campo abierto, y que puedan hacer sus ofrendas de paz al Señor.
6 Y el sacerdote pondrá sangre sobre el altar del Señor a la puerta de la tienda de reunión, quemando la grasa en olor grato al Señor.
7 Y no hagan más ofrendas a los espíritus malignos, tras de los cuales han fornicado, apartándose del Señor. Que esto sea una ley para ellos para siempre, a través de todas sus generaciones.
8 Y diles: Si alguno de los hombres de Israel, o cualquier otro que viva entre ellos, hace una ofrenda quemada u otra ofrenda,
9 Y no lo lleva a la puerta de la Tienda de reunión para hacer una ofrenda al Señor, que tal hombre será cortado de entre su pueblo.
10 Y si cualquier hombre de Israel, o cualquier otro que viva entre ellos, toma algún tipo de sangre para comer, mi ira se volverá contra ese hombre y él será separado de entre su pueblo.
11 Porque la vida de la carne está en su sangre; y se las he dado a ustedes en el altar que quita sus pecados, porque es la sangre la que libra del pecado a tu vida.
12 Por esta razón he dicho a los hijos de Israel: Ningún hombre entre ustedes, o cualquier otro que viva con ustedes, puede tomar sangre como alimento.
13 Y cualquier hombre de Israel, o cualquier otro que viva entre ellos, que cazare cualquier bestia o ave usada como alimento, su sangre debe ser derramada y cubierta con tierra.