Text copied!
Bibles in Spanish

Juan 6:1-66 in Spanish

Help us?

Juan 6:1-66 in La Biblia en Español Sencillo

1 Después de estas cosas, Jesús se fue al otro lado del mar de Galilea, es decir, el mar de Tiberias.
2 Y mucha gente lo siguió porque vieron los milagros que hizo a los que estaban enfermos.
3 Entonces Jesús subió al monte y se sentó allí con sus discípulos.
4 Ahora estaba cerca la Pascua, una fiesta de los judíos.
5 Levantando los ojos, Jesús vio a un gran número de personas que llegaban a donde él estaba, y dijo a Felipe: ¿Dónde podemos conseguir pan para toda esta gente?
6 Esto dijo, poniéndolo a prueba, porque no tenía dudas de lo que él mismo haría.
7 Felipe respondió: Pan, por el valor de doscientos denarios, no sería suficiente ni siquiera para darles a todos un poco.
8 Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dijo a Jesús:
9 Aquí hay un niño con cinco panes de cebada y dos pescados: ¿pero qué es eso entre tantos?
10 Jesús dijo: Deja que la gente se siente. Ahora había mucha hierba en ese lugar. Y los que estaban sentados en el pasto eran como cinco mil.
11 Entonces Jesús tomó los panes y, habiendo alabado a Dios, los dio a las personas que estaban sentadas, y los pescados de la misma manera, todo los que tenían necesidad.
12 Y cuando hubieron tenido suficiente, Jesús dijo a sus discípulos: Toma los trozos que han sobrado, para que no se desperdicie nada.
13 Así que sobró : doce cestos llenos de trozos extras de los cinco panes que habían terminado después de que la gente había comido lo suficiente.
14 Cuando el pueblo vio el milagro que había hecho, dijeron: Verdaderamente, este es el profeta que ha de venir al mundo.
15 Cuando Jesús vio que el pueblo iba a venir y tomarlo por la fuerza para hacerlo rey, se fue solo a la montaña.
16 Cuando llegó la noche, los discípulos descendieron al mar;
17 Y tomaron una barca y cruzaron el mar en dirección a Capernaúm. Para entonces estaba oscuro y todavía Jesús no había venido a ellos.
18 El mar se estaba agitado debido a un fuerte viento que soplaba.
19 Después de haber recorrido cinco o seis kilómetros, vieron a Jesús caminando sobre el mar y acercándose a la barca; y tenían gran temor.
20 Pero él les dijo: Soy yo, no teman.
21 Entonces lo llevaron rápidamente a la barca; y de inmediato la barca estaba en la tierra a la que iban.
22 Al día siguiente, la gente que estaba al otro lado del mar vio que solo había una pequeña barca, que Jesús no había subido en esa barca con los discípulos, sino que los discípulos se habían ido solos.
23 Algunos otros barcos, sin embargo, vinieron de Tiberias cerca del lugar donde habían tomado el pan después de que el Señor había dado gracias.
24 Entonces cuando la gente vio que Jesús no estaba allí, o sus discípulos, subieron a esos barcos y fueron a Capernaum en busca de Jesús.
25 Y cuando se encontraron con él al otro lado del mar, dijeron: Maestro, ¿cuándo viniste aquí?
26 Respondiendo Jesús, les dijo: De cierto les digo, que vienen en pos de mí, no porque han visto milagros, sino porque les fue dado el pan y comieron hasta llenar.
27 No sea tu trabajo por la comida que llega a su fin, sino por la comida que continúa para la vida eterna, que el Hijo del Hombre te dará, porque a él Dios el Padre le ha puesto su marca.
28 Entonces ellos le dijeron: ¿Cómo podemos hacer las obras de Dios?
29 Respondiendo Jesús, les dijo: Esto es hacer la obra de Dios: que crean en aquel a quien Dios ha enviado.
30 Entonces ellos dijeron: ¿Qué señal nos das, para que podamos verte y tener fe en ti? ¿Qué haces?
31 Nuestros padres tenían el maná en la tierra baldía, como dicen las Escrituras, les dio pan del cielo.
32 Entonces Jesús les dijo: En verdad les digo que lo que Moisés les dio no era el pan del cielo; es mi Padre quien te da el verdadero pan del cielo.
33 El pan de Dios es el pan que desciende del cielo y da vida al mundo.
34 ¡ Ah, Señor, dijeron, danos ese pan para siempre!
35 Y esta fue la respuesta de Jesús: Yo soy el pan de vida. El que viene a mí nunca tendrá necesidad de alimento, y el que tiene fe en mí nunca tendrá sed otra vez.
36 Pero es como les dije: me han visto, y todavía no tienen fe.
37 Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y no rechazaré a nadie que venga a mí.
38 Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino el placer del que me envió.
39 Y este es el placer del que me envió, que no debo soltar de mi mano todo lo que él me ha dado, sino que debo darle nueva vida en el último día.
40 Esto, digo, es la complacencia de mi Padre, que todo el que ve al Hijo y cree en él, tenga vida eterna; y yo lo resucitaré en el último día.
41 Entonces los judíos empezaron a criticar a Jesús por las palabras que dijo: Yo soy el pan que descendió del cielo.
42 Y dijeron: ¿No es éste Jesús, el hijo de José, cuyo padre y madre hemos visto? ¿Cómo es que ahora él dice: “He descendido del cielo”?
43 Respondió Jesús y dijo: No digan cosas contra mí, los unos a los otros.
44 Nadie puede venir a mí si el Padre que me envió no le da el deseo de venir; y yo lo resucitaré de entre los muertos en el último día.
45 Las Escrituras de los profetas dicen: Y todos recibirán enseñanzas de Dios. Todos los que tienen oídos abiertos a la enseñanza del Padre vienen a mí.
46 No es que alguien haya visto al Padre alguna vez; solo el que es de Dios, él ha visto al Padre.
47 En verdad les digo, el que tiene fe en mí tiene vida eterna.
48 Yo soy el pan de la vida.
49 Tus padres comieron el maná en la tierra baldía, y están muertos.
50 El pan que viene del cielo es tal que un hombre puede tomarlo como alimento y nunca ver la muerte.
51 Yo soy el pan vivo que ha venido del cielo; si alguno toma este pan para comer, tendrá vida para siempre; y más que esto, el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo.
52 Entonces los judíos se enojaron entre sí, diciendo: ¿Cómo es posible que este hombre nos dé su carne para comer?
53 Entonces Jesús les dijo: En verdad les digo, que si no toman la carne del Hijo del Hombre para comer, y si no toman su sangre para beber, no tienes vida en ustedes.
54 El que toma de comer mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo lo resucitaré de entre los muertos en el día final.
55 Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida.
56 El que toma mi carne por alimento y mi sangre por beber, está en mí y yo en él.
57 Como me envió el Padre viviente, y yo tengo vida por el Padre, así también el que me toma por su alimento tendrá vida por mí.
58 Este es el pan que descendió del cielo. No es como la comida que tuvieron sus padres: tomaron del maná, y están muertos; pero el que toma este pan como alimento tendrá vida para siempre.
59 Jesús dijo estas cosas en la sinagoga mientras enseñaba en Capernaúm.
60 Entonces, al oír esto, algunos de sus discípulos dijeron: Esta es una palabra difícil; ¿Quién puede asimilar esa enseñanza?
61 Cuando Jesús se dio cuenta de que sus discípulos protestaban por lo que dijo, les dijo: ¿Esto les da problemas?
62 ¿Qué van a decir si ven al Hijo del hombre subiendo a donde estaba antes?
63 El espíritu es el dador de vida; la carne no tiene ningún valor: las palabras que te he dicho son espíritu y son vida.
64 Pero aún algunos de ustedes no tienen fe. Porque estaba claro para Jesús desde el principio quiénes eran los que no tenían fe, y quién era quién lo traicionaría.
65 Y él dijo: Por eso te dije: Ningún hombre puede venir a mí si el Padre no le da el poder de hacerlo.
66 Por lo que dijo, varios de los discípulos regresaron y dejaron de seguirlo.
Juan 6 in La Biblia en Español Sencillo

Juan 6:1-66 in Santa Biblia — Reina Valera 1909

1 PASADAS estas cosas, fuése Jesús de la otra parte de la mar de Galilea, que es de Tiberias.
2 Y seguíale grande multitud, porque veían sus señales que hacía en los enfermos.
3 Y subió Jesús á un monte, y se sentó allí con sus discípulos.
4 Y estaba cerca la Pascua, la fiesta de los Judíos.
5 Y como alzó Jesús los ojos, y vió que había venido á él grande multitud, dice á Felipe: ¿De dónde compraremos pan para que coman éstos?
6 Mas esto decía para probarle; porque él sabía lo que había de hacer.
7 Respondióle Felipe: Doscientos denarios de pan no les bastarán, para que cada uno de ellos tome un poco.
8 Dícele uno de sus discípulos, Andrés, hermano de Simón Pedro:
9 Un muchacho está aquí que tiene cinco panes de cebada y dos pececillos; ¿mas qué es esto entre tantos?
10 Entonces Jesús dijo: Haced recostar la gente. Y había mucha hierba en aquel lugar: y recostáronse como número de cinco mil varones.
11 Y tomó Jesús aquellos panes, y habiendo dado gracias, repartió á los discípulos, y los discípulos á los que estaban recostados: asimismo de los peces, cuanto querían.
12 Y como fueron saciados, dijo á sus discípulos: Recoged los pedazos que han quedado, porque no se pierda nada.
13 Cogieron pues, é hinchieron doce cestas de pedazos de los cinco panes de cebada, que sobraron á los que habían comido.
14 Aquellos hombres entonces, como vieron la señal que Jesús había hecho, decían: Este verdaderamente es el profeta que había de venir al mundo.
15 Y entendiendo Jesús que habían de venir para arrebatarle, y hacerle rey, volvió á retirarse al monte, él solo.
16 Y como se hizo tarde, descendieron sus discípulos á la mar;
17 Y entrando en un barco, venían de la otra parte de la mar hacia Capernaum. Y era ya oscuro, y Jesús no había venido á ellos.
18 Y levantábase la mar con un gran viento que soplaba.
19 Y como hubieron navegado como veinticinco ó treinta estadios, ven á Jesús que andaba sobre la mar, y se acercaba al barco: y tuvieron miedo.
20 Mas él les dijo: Yo soy; no tengáis miedo.
21 Ellos entonces gustaron recibirle en el barco: y luego el barco llegó á la tierra donde iban.
22 El día siguiente, la gente que estaba de la otra parte de la mar, como vió que no había allí otra navecilla sino una, y que Jesús no había entrado con sus discípulos en ella, sino que sus discípulos se habían ido solos;
23 Y que otras navecillas habían arribado de Tiberias junto al lugar donde habían comido el pan después de haber el Señor dado gracias;
24 Como vió pues la gente que Jesús no estaba allí, ni sus discípulos, entraron ellos en las navecillas, y vinieron á Capernaum buscando á Jesús.
25 Y hallándole de la otra parte de la mar, dijéronle: Rabbí, ¿cuándo llegaste acá?
26 Respondióles Jesús, y dijo: De cierto, de cierto os digo, que me buscáis, no porque habéis visto las señales, sino porque comisteis el pan y os hartasteis.
27 Trabajad no por la comida que perece, mas por la comida que á vida eterna permanece, la cual el Hijo del hombre os dará: porque á éste señaló el Padre, que es Dios.
28 Y dijéronle: ¿Qué haremos para que obremos las obras de Dios?
29 Respondió Jesús, y díjoles: Esta es la obra de Dios, que creáis en el que él ha enviado.
30 Dijéronle entonces: ¿Qué señal pues haces tú, para que veamos, y te creamos? ¿Qué obras?
31 Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: Pan del cielo les dió á comer.
32 Y Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: No os dió Moisés pan del cielo; mas mi Padre os da el verdadero pan del cielo.
33 Porque el pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo.
34 Y dijéronle: Señor, danos siempre este pan.
35 Y Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida: el que á mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás.
36 Mas os he dicho, que aunque me habéis visto, no creéis.
37 Todo lo que el Padre me da, vendrá á mí; y al que á mí viene, no le hecho fuera.
38 Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, mas la voluntad del que me envió.
39 Y esta es la voluntad del que me envió, del Padre: Que todo lo que me diere, no pierda de ello, sino que lo resucite en el día postrero.
40 Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna: y yo le resucitaré en el día postrero.
41 Murmuraban entonces de él los Judíos, porque había dicho: Yo soy el pan que descendí del cielo.
42 Y decían: ¿No es éste Jesús, el hijo de José, cuyo padre y madre nosotros conocemos? ¿cómo, pues, dice éste: Del cielo he descendido?
43 Y Jesús respondió, y díjoles: No murmuréis entre vosotros.
44 Ninguno puede venir á mí, si el Padre que me envió no le trajere; y yo le resucitaré en el día postrero.
45 Escrito está en los profetas: Y serán todos enseñados de Dios. Así que, todo aquel que oyó del Padre, y aprendió, viene á mí.
46 No que alguno haya visto al Padre, sino aquel que vino de Dios, éste ha visto al Padre.
47 De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna.
48 Yo soy el pan de vida.
49 Vuestros padres comieron el maná en el desierto, y son muertos.
50 Este es el pan que desciende del cielo, para que el que de él comiere, no muera.
51 Yo soy el pan vivo que he descendido del cielo: si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo.
52 Entonces los Judíos contendían entre sí, diciendo: ¿Cómo puede éste darnos su carne á comer?
53 Y Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no comiereis la carne del Hijo del hombre, y bebiereis su sangre, no tendréis vida en vosotros.
54 El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna: y yo le resucitaré en el día postrero.
55 Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida.
56 El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él.
57 Como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, asimismo el que me come, él también vivirá por mí.
58 Este es el pan que descendió del cielo: no como vuestros padres comieron el maná, y son muertos: el que come de este pan, vivirá eternamente.
59 Estas cosas dijo en la sinagoga, enseñando en Capernaum.
60 Y muchos de sus discípulos oyéndolo, dijeron: Dura es esta palabra: ¿quién la puede oir?
61 Y sabiendo Jesús en sí mismo que sus discípulos murmuraban de esto, díjoles: ¿Esto os escandaliza?
62 ¿Pues qué, si viereis al Hijo del hombre que sube donde estaba primero?
63 El espíritu es el que da vida; la carne nada aprovecha: las palabras que yo os he hablado, son espíritu, y son vida.
64 Mas hay algunos de vosotros que no creen. Porque Jesús desde el principio sabía quiénes eran los que no creían, y quién le había de entregar.
65 Y dijo: Por eso os he dicho que ninguno puede venir á mí, si no le fuere dado del Padre.
66 Desde esto, muchos de sus discípulos volvieron atrás, y ya no andaban con él.
Juan 6 in Santa Biblia — Reina Valera 1909

Juan 6:1-66 in Versión Biblia Libre

1 Después de esto, Jesús se marchó al otro lado del Mar de Galilea (conocido también como el Mar de Tiberias).
2 Una gran multitud le seguía, porque habían visto sus milagros de sanación.
3 Jesús subió a una colina y se sentó allí con sus discípulos.
4 Se acercaba la fecha de la fiesta judía de la Pascua.
5 Cuando Jesús levantó la vista y vio una gran multitud que venía hacia él, le preguntó a Felipe: “¿Dónde podremos conseguir suficiente pan para alimentar a todas estas personas?”
6 Pero Jesús preguntaba solamente para ver cómo respondía Felipe, porque él ya sabía lo que iba a hacer.
7 “Doscientas monedas de plata no alcanzarían para comprar suficiente pan y darle a todos aunque fuera un poco,” respondió Felipe.
8 Uno de sus discípulos, Andrés, hermano de Simón Pedro, dijo en voz alta:
9 “Hay un niño aquí que tiene cinco panes de cebada y un par de peces, pero ¿de qué sirve eso si hay tantas personas?”
10 “Pidan a todos que se sienten,” dijo Jesús. Allí había mucha hierba, así que todos se sentaron, y los hombres que estaban allí sumaban como cinco mil.
11 Jesús tomó el pan, dio gracias, y lo repartió entre las personas que estaban ahí sentadas. Luego hizo lo mismo con los peces, asegurándose de que todos recibieran tanto como querían.
12 Cuando todos estuvieron saciados, dijo a sus discípulos: “Recojan lo que sobró para que nada se desperdicie.”
13 Entonces ellos recogieron todo y llenaron doce canastas con los trozos de los cinco panes que las personas habían comido.
14 Cuando la gente vio este milagro, dijeron: “De verdad este es el profeta que iba a venir al mundo.”
15 Jesús se dio cuenta de que ellos estaban a punto de obligarlo a convertirse en su rey, así que se fue de allí y subió a la montaña para estar solo.
16 Cuando llegó la tarde, sus discípulos descendieron al mar,
17 se subieron a una barca, y comenzaron a cruzar rumbo a Capernaúm. Para ese momento, ya era de noche y Jesús no los había alcanzado.
18 Comenzó a soplar un fuerte viento y el mar se enfureció.
19 Cuando habían remado tres o cuatro millas, vieron a Jesús caminando sobre el mar, dirigiéndose hacia la barca. Estaban muy asustados.
20 “¡No tengan miedo!” les dijo. “Soy yo.”
21 Entonces ellos se alegraron en recibirlo en la barca e inmediatamente llegaron a la orilla hacia la cual se dirigían.
22 Al día siguiente, la multitud que se había quedado al otro lado del mar se dio cuenta de que quedaba solamente una barca allí y que Jesús no había subido a la barca con sus discípulos, sino que ellos se habían marchado sin él.
23 Luego llegaron desde Tiberias otras barcas, cerca del lugar donde ellos habían comido el pan después de que el Señor lo bendijo.
24 Cuando la multitud se dio cuenta que ni Jesús ni sus discípulos estaban ahí, se subieron a las barcas y se fueron a Capernaúm en busca de Jesús.
25 Cuando lo encontraron al otro lado del mar, le preguntaron, “Maestro, ¿cuándo llegaste acá?”
26 “Les digo la verdad,” respondió Jesús, “ustedes me buscan porque comieron todo el pan que quisieron, no porque hayan entendido los milagros.
27 No se preocupen por la comida que perece, sino concéntrense en la comida que permanece, la de la vida eterna, la cual les dará el Hijo del hombre, porque Dios el Padre ha colocado su sello de aprobación en él.”
28 Entonces ellos le preguntaron: “¿Qué tenemos que hacer para hacer la voluntad de Dios?”
29 Jesús respondió: “Lo que Dios quiere que hagan es que crean en aquél a quien Él envió.”
30 “¿Qué milagro harás para que lo veamos y podamos creerte? ¿Qué puedes hacer?” le preguntaron.
31 “Nuestros padres comieron maná en el desierto en cumplimiento de la Escritura que dice: ‘Él les dio a comer pan del cielo.’”
32 “Les diré la verdad: No fue Moisés quien les dio pan del cielo,” respondió Jesús. “Es mi Padre quien les da el verdadero pan del cielo.
33 Porque el pan de Dios es el que viene del cielo y el que da vida al mundo.”
34 “¡Señor, por favor danos de ese pan todo el tiempo!” dijeron.
35 “Yo soy el pan de vida,” respondió Jesús. “Cualquiera que viene a mí nunca más tendrá hambre, y cualquiera que cree en mí nunca más tendrá sed.
36 Pero como ya les expliqué antes, ustedes me han visto, pero aún no creen en mí.
37 Todos los que el Padre me entrega, vendrán a mí, y yo no rechazaré a ninguno de ellos.
38 Porque yo no descendí del cielo para hacer mi voluntad sino la voluntad del que me envió.
39 Lo que Él quiere es que yo no deje perder a ninguno de los que me ha dado, sino que los levante en el día final.
40 Lo que mi Padre quiere es que cualquiera que vea al Hijo y crea en Él tenga vida eterna, y yo lo levantaré en el día final.”
41 Entonces los judíos comenzaron a murmurar acerca de él porque había dicho “yo soy el pan que descendió del cielo.”
42 Ellos dijeron: “¿No es este Jesús, el hijo de José? Nosotros conocemos a su padre y a su madre. ¿Cómo es que ahora puede decirnos ‘yo descendí del cielo’?”
43 “Dejen de murmurar unos con otros,” dijo Jesús.
44 “Ninguno viene a mí a menos que lo atraiga el Padre que me envió, y yo lo levantaré en el día final.
45 Tal como está escrito por los profetas en las Escrituras: ‘Todos serán instruidos por Dios.’ Todo aquél que escucha y aprende del Padre, viene a mí.
46 Ninguno ha visto a Dios, excepto el que es de Dios. Ese ha visto al Padre.
47 Les diré la verdad: Cualquiera que cree en Él tiene vida eterna.
48 Yo soy el pan de vida.
49 Sus padres comieron maná en el desierto y aun así murieron.
50 Pero este es el pan que viene del cielo, y cualquiera que lo coma no morirá jamás.
51 Yo soy el pan vivo que bajó del cielo, y cualquiera que coma de este pan, vivirá para siempre. Este pan es mi carne, la cual daré para que el mundo viva.
52 Entonces los judíos comenzaron a pelear acaloradamente entre ellos. “¿Cómo puede este hombre darnos a comer su carne?” preguntaban.
53 Jesús les dijo: “Les diré la verdad, a menos que coman la carne del Hijo del hombre y beban su sangre, no podrán vivir realmente.
54 Aquellos que comen mi carne y beben mi sangre, tienen vida eterna y yo los levantaré en el día final.
55 Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida.
56 Aquellos que comen mi carne y beben mi sangre permanecen en mí y yo en ellos.
57 Tal como me envió el Padre viviente y yo vivo por el Padre, de igual modo, todo aquel que se alimenta de mi vivirá por mí.
58 Este es el pan que descendió del cielo, no el que comieron sus padres y murieron. Cualquiera que come de este pan vivirá para siempre.”
59 Jesús explicó esto mientras enseñaba en una sinagoga en Capernaúm.
60 Muchos de sus discípulos cuando lo escucharon dijeron: “¡Esto es algo difícil de aceptar! ¿Quién puede consentir con esto?”
61 Jesús vio que sus discípulos estaban murmurando sobre esto, así que les preguntó: “¿Están ofendidos por esto?
62 ¿Qué tal si tuvieran que ver al Hijo del hombre ascender a donde estaba antes?
63 El Espíritu da vida; el cuerpo físico no sirve para nada. ¡Las palabras que les he dicho son Espíritu y son vida!
64 Sin embargo, hay algunos entre ustedes que no creen en mí.” (Jesús sabía, desde el mismo comienzo, quién creía en él y quién lo traicionaría).
65 Jesús añadió: “Esta es la razón por la que les dije que nadie puede venir a mí a menos que le sea posible por parte del Padre.”
66 A partir de ese momento, muchos de los discípulos de Jesús le dieron la espalda y ya no le seguían.
Juan 6 in Versión Biblia Libre