2 Jesús y sus discípulos también habían sido invitados a la boda.
3 El vino se acabó, así que la madre de Jesús le dijo: “No tienen más vino.”
4 “Madre, ¿por qué deberías involucrarme? Mi tiempo no ha llegado aún,” respondió él.
5 Su madre dijo a los sirvientes: “Hagan todo lo que él les diga.”
6 Cerca de allí había seis tinajas que usaban los judíos para la purificación ceremonial, en cada una cabían veinte o treinta galones.
7 “Llenen las tinajas con agua,” les dijo Jesús. Así que ellos las llenaron por completo.
8 Luego les dijo: “Sirvan un poco y llévenlo al maestro de ceremonias.” Entonces ellos sirvieron un poco.
9 El maestro de ceremonias no sabía de dónde había venido, solamente los sirvientes lo sabían. Pero cuando probó el agua que había sido convertida en vino, llamó al esposo.
10 “Todo el mundo sirve primero el mejor vino,” le dijo, “y cuando las personas ya han bebido suficiente, entonces sirven el vino más barato. ¡Pero tú has servido el mejor vino hasta el final!”
11 Esta fue la primera de las señales milagrosas de Jesús, y fue realizada en Caná de Galilea. Aquí él dio a conocer su gloria, y sus discípulos pusieron su confianza en él.